Les
saludo con mucho aprecio, agradeciendo de todo corazón el que se tomen el tiempo
para leer mis publicaciones e interesarse en mi libro, Para decir adiós: Las dos Princesas.
Hoy
voy a compartir la primera creación que realicé, de la cual dada la distancia
que el tiempo ha construido entre ella y yo, no ha dejado más vestigios que los
recuerdos impregnados en mi memoria.
De
niño, cuando aún vivía en el Distrito Federal y dicha ciudad aún se llamaba
así, solía jugar con mi hermano mayor creando historias y personajes, luego
algunos de ellos pasaron a plasmarse en papel como dibujos y en mis primeros
cómics.
El primero de todos, un personaje recurrente en mi imaginación infantil, era "Kinkonato", una especie de King Kong infantil, -se que
no suena nada original, pero deben comprender que apenas tenía entre 4 y 6
años-, el susodicho primate gigante, interpretado por mí, vivía sus historias
luchando contra las figuras de acción de aquella época, los muñecos Madelman,
los aventureros de acción, los vikingos y vaqueros de Plastimarx y Kid Acero.
Desde
la representación de su origen, en el que Kinkonato venía de un volcán, hasta las
aventuras que vivía día a día, el susodicho personaje me permitió experimentar
un infantil proceso de materialización de la fantasía, a medida que fui
creciendo y dejando esa magia de los primeros años Kinkonato desapareció de los
juegos, pero las historias interpretadas dieron paso a las plasmadas en papel y la fantasía siguió creciendo en mi subconsciente., en gran medida gracias a esa semilla implantada por el gorila gigante de pelaje café.
Ahora
con los años, al recordarlo me ha resultado muy curioso que el nombre de Kinkonato, parezca la
mezcla entre King Kong –en el cual por supuesto estaba basado- y la expresión
ibérica “niñato” –la cual de niño desconocía-, aplicándose accidentalmente a la
perfección la mezcla para lo que constituía el personaje.
Jamás
olvidaré las frías mañanas de fin de semana en México en las que desde que me
despertaba, el pequeño José Francisco desaparecía para dar pasó al simio gigante.
Amigo querido Jfdominguez es hermoso ver cómo aún después de crecer conserva esa maravillosa parte de niño, lo admiro y sabe de mi respeto desde siempre. Soy Aderet 🦋Gracias Por regresarnos a tiempos eternos.
ResponderBorrarMuchas gracias por tu amabilidad amiga, saludos afectuosos.
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