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viernes, 10 de febrero de 2017

El pequeño Kinkonato. Recuerdos de la niñez





Les saludo con mucho aprecio, agradeciendo de todo corazón el que se tomen el tiempo para leer mis publicaciones e interesarse en mi libro, Para decir adiós: Las dos Princesas. 

Hoy voy a compartir la primera creación que realicé, de la cual dada la distancia que el tiempo ha construido entre ella y yo, no ha dejado más vestigios que los recuerdos impregnados en mi memoria.

De niño, cuando aún vivía en el Distrito Federal y dicha ciudad aún se llamaba así, solía jugar con mi hermano mayor creando historias y personajes, luego algunos de ellos pasaron a plasmarse en papel como dibujos y en mis primeros cómics.



El primero de todos, un personaje recurrente en mi imaginación infantil, era "Kinkonato", una especie de King Kong infantil, -se que no suena nada original, pero deben comprender que apenas tenía entre 4 y 6 años-, el susodicho primate gigante, interpretado por mí, vivía sus historias luchando contra las figuras de acción de aquella época, los muñecos Madelman, los aventureros de acción, los vikingos y vaqueros de Plastimarx y Kid Acero.




Desde la representación de su origen, en el que Kinkonato venía de un volcán, hasta las aventuras que vivía día a día, el susodicho personaje me permitió experimentar un infantil proceso de materialización de la fantasía, a medida que fui creciendo y dejando esa magia de los primeros años Kinkonato desapareció de los juegos, pero las historias interpretadas dieron paso a las plasmadas en papel y la fantasía siguió creciendo en mi subconsciente., en gran medida gracias a esa semilla implantada por el gorila gigante de pelaje café.  



Ahora con los años, al recordarlo me ha resultado muy curioso que el nombre de Kinkonato, parezca la mezcla entre King Kong –en el cual por supuesto estaba basado- y la expresión ibérica “niñato” –la cual de niño desconocía-, aplicándose accidentalmente a la perfección la mezcla para lo que constituía el personaje.



Jamás olvidaré las frías mañanas de fin de semana en México en las que desde que me despertaba, el pequeño José Francisco desaparecía para dar pasó al simio gigante.


Saludos. 



2 comentarios:

  1. Amigo querido Jfdominguez es hermoso ver cómo aún después de crecer conserva esa maravillosa parte de niño, lo admiro y sabe de mi respeto desde siempre. Soy Aderet 🦋Gracias Por regresarnos a tiempos eternos.

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    1. Muchas gracias por tu amabilidad amiga, saludos afectuosos.

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