Nuevamente bienvenidos, estoy muy
agradecido con todas las personas que han mostrado interés con todo lo escrito
en este blog y en particular con mi novela Para decir adiós: Las dos Princesas,
que estará a la venta en febrero de 2016.
Teniendo ya tan próximo el estreno del
episodio VII de Star Wars me vino a la mente el recuerdo de algunas de las
criticas generadas por la compra de la franquicia por el gigante corporativo
Disney, sin embargo desde ese momento aquel cambio de propietario –como un gran
fan más de la saga cósmica- me llenó de expectativas por el evidente cambio de
estafeta también en lo artístico.
Puede resultar injusto efectuar una crítica
al artista que creó un universo que te ha hecho soñar desde niño, pero resulta
evidente que George Lucas hace tiempo le dio prioridad a la parte comercial y
dejó de lado la parte creativa y sobre todo le perdió el respeto a sus
seguidores en aras de producir más mercancía para vender.
En contraparte para mí está el caso de
J.K. Rowling quien a lo largo del desarrollo de su saga del niño mago, no solo permitió
que este se fuera convirtiendo en un hombre sino que entendió que sus lectores también
iban creciendo en compañía de su creación literaria.
La excepcional autora fue transformando
sus novelas, de fantasías infantiles, dotándolas de mayor obscuridad hasta
llegar a una madurez que no se podría haber advertido en un inicio, hasta obras
para adultos jóvenes.
Así, salvo Harry Potter –quien es totalmente
bueno prácticamente en toda la serie- y
Voldemort –quien por supuesto es totalmente malo-, en el resto de los
personajes hay cambios que los convierten en personajes más complejos y por
ende más cercanos al lector, considero la principal muestra de lo anterior a
dos de los personajes centrales de la historia, Severus Snape y Albus Dumbledore.
A mi entender el primero de ellos, es al
inicio de la historia un ser despreciado que se refugia en el odio hacía los
que cree diferentes y sobre todo hacia quienes lo menospreciaron, uniéndose por
tanto al señor oscuro, sin embargo –en algo que no es nada forzado- se redime
solo por amor, no se transforma de repente del tipo amargado al bonachón del
cuento, el sigue siendo quien es e incluso despreciando a las mismas personas,
pero entiende que para salvar a la mujer que siempre ha amado debe unirse a
aquellos que consideraba sus enemigos, de tal manera es clara la contradicción de
sentimientos que tiene hacia el personaje principal quien es idéntico a su odiado
antagonista pero con los ojos de la mujer que amó, al menos en lo personal me pareció
una construcción de personaje excepcional y por tanto Snape es uno de mis dos
personajes favoritos de la serie.
Por otro lado tenemos a Dumbledore
quien ante nuestra percepción cambia de ser el guía y benefactor del héroe a un
personaje sin escrúpulos capaz de mandar al matadero a un niño para conseguir
sus propios planes. En su juventud el viejo maestro fue muy arrogante y
conserva aún mucha parte de esa arrogancia en sus últimos años.
Un detalle por el que en lo personal creció
mi admiración hacía la forma en que J.K. Rowling trazó su historia fue el
conocer en una entrevista contenida en la edición en vídeo de la última de las películas,
que el personaje de Albus Dumbledore es gay, explico el porqué dicho detalle me
pareció excepcional, en la actualidad es usual en el arte crear un forzado espíritu
de inclusión, contra lo cual por supuesto no estaría en contra, sino fuera porque
me parece hipócrita y una forma fácil de hacer que se hable de tu trabajo.
En los comics tenemos ahora a un Capitán
América y un hombre araña de raza negra, Thor es mujer, en libros, series de televisión
y modernas revisiones de clásicos parece una regla no escrita que un personaje
debe pasar de heterosexual a homosexual, incluso a pesar de traicionar la
propia lógica del relato.
La inclusión se transformó en un cliché
y es por ello que admiró a la señora Rowling, ella explica en la entrevista que
al escribir sus historias, ella desarrolla muchos detalles de los personajes –
en este caso la preferencia sexual de Albus Dumbludore- y da a conocer los que
cree necesarios para el contexto de la historia y lo que quiere narrar, de tal
manera dijo concebir al personaje siempre como homosexual pero para fines del relato no era necesario señalarlo.
Hubiera sido muy fácil hacerse
publicidad mediante la controversia que se hubiera originada, sin embargo la
autora lo da a conocer cuando las novelas y las películas ya eran un fenómeno
mundial.
J.K. Rowling en todo momento mostró un
enorme respeto a un público que iba creciendo a medida que su obra se iba
publicando, sin dejar con ello de respetarse a sí misma.
Por el contrario George Lucas traicionó
a su propio su propio legado al no entender que aquellos que éramos niños
cuando vimos sus películas y nos convertimos en legiones de fanáticos de su
obra, ya habíamos crecido y esperábamos una historia mucho más adulta y más
oscura.
El creador de la mitología de Star Wars
en vez de brindarnos la obra que esperábamos nos dio un anuncio de juguetes de más
de dos horas de duración, tratando no de respetar a su público sino de
enganchar a nuevos niños para venderles más mercancía.
La amenaza fantasma no fue la obra
madura que al menos yo esperaba, fue una película infantiloide que decepciona y
traiciona a su propia historia.
Gran parte del éxito de Star Wars fue
esa fusión entre ciencia ficción y fantasía, esa aura mística que dotaba a todo
lo concerniente a la fuerza, lo cual de repente es cambiado intentando dar una
explicación pseudo científica de la misma introduciendo a algo llamado midiclorianos, seres microscópicos que son los
que hacen que un individuo pueda usar la fuerza, con lo anterior el director
destroza su propia mitología.
No imagino a Rowling o a Tolkien explicando
que la magia existe en sus universos gracias a una producción excesiva de
energía en las mitocondrias, la cual emerge
de las mismas y se proyecta como energía que puede ser modificada o algo por el
estilo tan o más absurdo que lo anterior, por supuesto es del todo ridículo, el
que la magia no tenga una explicación científica es parte de la fantasía y el
tratar de hacerlo en mi particular óptica termina por destruirla.
Hay un excelente libro escrito por dos
maestros universitarios de física, Manuel Moreno Lupiáñez y Jordi José Pont,
titulado de “King Kong a Einstein, la
física en la ciencia Ficción”, en el que
refieren esto a la perfección, ellos dan las explicaciones basadas en la física
de nuestro universo por medio de las cuales señalan la posibilidad o
imposibilidad de la existencia física de diversas situaciones basadas en obras
de ciencia ficción, por ejemplo el hecho de que las explosiones en el espacio
tan vistas en cine, serían totalmente diferentes en la realidad toda vez que en
el espacio exterior no habrá fuego por la ausencia de oxigeno, así como el que
los disparos de las naves estelares no serian visibles.
Al inicio de la magnífica obra antes
señalada, los dos científicos, confesos aficionados a la literatura y la
ciencia ficción, refieren que cualquier obra será interpretada científicamente de
acuerdo a las reglas universales que el autor fija desde un principio, es decir
si tú como escritor refieres encontrarte en el universo que vivimos con las
reglas de la física que nos rigen, no puedes de repente fijar despropósitos que
serian imposibles físicamente, verbigracia el hombre invisible en nuestro
universo sería ciego, por el contrario si tu refieres desde el inicio de tu
historia que el tuyo es un universo ficticio en el cual rige la magia, por
supuesto que todo es posible porque la magia per se es fantasía.
Creo que otro punto en el que queda
totalmente demostrado el infantilismo y afán de lograr una clasificación para
todo público en la segunda trilogía de Star Wars, se puede apreciar perfectamente
en las batallas.
Previa a la época de estreno de la Amenaza
fantasma, se había proyectado Gladiador de Ridley Scott, director más
experimentado y a mi gusto muy superior a George Lucas, en la cual se presenció
en la escena introductoria una de las mejores batallas filmadas en la historia
del cine, para mí la comparación con la batalla entre gungans y androides y la
del ejecito del General Maximus Decimus Meridius contra los germanos, por
supuesto que fue inevitable.
Por todo lo anterior creo que lo mejor
que le pudo pasar a Star Wars fue la entrada de gente nueva, personas que
crecieron adorando su mitología y que aunque parezca ilógico la respetan y aman
mucho más que su propio creador.
Tu propio legado puede ser tu peor enemigo, eso por
supuesto si dejas de respetarte a ti mismo y a todos las personas que han
adoptado los universos que creaste como fantasía y que a través de sus sueños se
han transformado en algo palpable y hasta cierto punto real.
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