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viernes, 3 de febrero de 2017

Luis Caballero y las Crónicas del Reino Perdido





Buenos días les agradezco enormemente su generosidad para conmigo, sean bienvenidos al blog de la novela Para decir adiós: Las dos Princesas.

Hoy quiero presentarles mi única incursión “más profesional” en el cómic, con una historia que si bien no logró ver la luz, en dos intentos se quedó muy cerca de hacerlo.

Las Crónicas del Reino Perdido, surgieron en mis años de estudios de preparatoria allá por el ya lejano 1992, al inicio la historia era muy diferente de la que hoy les presento, los personajes mágicos no tenían nada que ver con México y España, más bien eran duendes tradicionales de los mitos nórdicos y celtas.

Mi única intención al elaborar dicha historia era presentar un héroe infantil que no fuera el que tradicionalmente se presentaba en dicha época, es decir el personaje que funciona más como la victima a ser rescatada por el héroe adulto y que además para su desgracia no es más que un personaje cómico, yo deseaba que en crónicas él protagonista  total fuera el niño.

Como ocurre con las historias que se dejan cocinar a fuego lento Crónicas cambió mucho con el paso del tiempo, muchos años después cuando ya había acabado mi educación universitaria y había regresado a Chiapas, un amigo de mi hermano mayor me propuso presentar la historia de Luis Caballero en un periódico de anuncios clasificados que pretendía editar en Tuxtla Gutiérrez, como un suplemento se presentaría semanalmente mi cómic.

Trabajé en lo que sería presentado las primeras tres semanas de publicación, con un total de seis páginas por número, desgraciadamente por una u otra razón la publicación no pudo llevarse a cabo.



Para ese entonces la trama había evolucionado a lo que actualmente es, preocupado por presentar una historia con mayor contenido acudí a una de mis reflexiones personales favoritas, la idiosincrasia que tenemos como mexicanos.

Tal como el producto concebido de un hecho violento, como lo es una violación, así los mexicanos seguimos reprochando a nuestra madre –pueblos prehispánicos- su debilidad para dejarse conquistar y a nuestro padre –España-  la violencia utilizada en nuestra concepción.

De tal forma no terminamos de aceptarnos e identificarnos totalmente ni con unos ni con otros y somos seres sin una identidad bien definida.

Lo anterior se presenta en crónicas a través de dos pueblos que comparten un mismo territorio y a pesar de tener el mismo origen se ven como enemigos el uno del otro, ante un poderoso mal que amenaza con destruirlos a ambos deberán entender que su grandeza solo puede construirse cuando acepten las dos partes que constituyen su todo.

Para inicios de 2009 hice el intento más formal para editar Crónicas por mi mismo, basándome en las publicaciones de sociales que venden publicidad, ideé publicar mi cómic entregándolo gratuitamente en las escuelas y vendiendo un determinado número de páginas de espacios publicitarios.

A través de un arduo trabajo de convencimiento llevaba vendidos aproximadamente el 50 % de los anuncios, cuando Luis Caballero y las Crónicas debieron enfrentar a un enemigo con el que no contábamos.

Para esa primavera la psicosis por la influenza H1N1 atacó a México, las escuelas y muchas oficinas gubernamentales dejaron de tener clases por un largo periodo de tiempo y como consecuencia el proyecto de Crónicas también se vio afectado, al comprometerme a entregar gratuitamente las revista a las afueras de las escuelas como el principal atractivo para mis anunciantes, al no tener clases ellos dejaron de interesarse en lo que yo les vendía.

Así fue como hasta el momento Luis Caballero  aún tiene pendiente presentar su historia a un gran público, pero si algo tiene el chiquillo que usa la gorra hacia atrás, es compartir con su creador la obstinación para no rendirse.

En uno u otro momento prometo que seguirá sus andanzas.






















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