Bienvenidos.

Este es un espacio creado para tener interacción con todas aquellas personas que se interesen en la novela Para decir adiós: Las dos Princesas, publicada por Editorial Endira, la cual se encuentra a la venta en librerías de México y en todo el mundo mediante Paypal en compra directa aquí en el blog.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Por fin tenemos la historia elegida para el proyecto de escritura conjunta




Mil gracias a todos los que participaron con su opinión para colaborar con nosotros en nuestro proyecto de escritura conjunta, en verdad todos los autores estamos muy agradecidos con la repuesta que la convocatoria tuvo en diversos foros.

Con gran placer les anuncio que hemos elegido la trama que será desarrollada por turnos y hemos fijado también la manera en la que iremos alternándonos.

Les comparto que estoy sumamente feliz porque tras un empate entre La habitación cerrada y La magia de valentina, el voto de desempate fue para:

La magia de Valentina.

De tal forma la pequeñita no maga, muy pronto verá la luz, provocándome sentimientos encontrados, puesto que tras escribir el primer capítulo – tal cual como ocurre con un hijo- tendré que dejarla partir para que otro autor siga escribiendo su futuro.

A inicios de enero me he comprometido a entregar el primer capítulo, el cual por supuesto será compartido aquí y espero que sea de su total agrado.

Que tengan un excelente día.

martes, 15 de diciembre de 2015

PERSONAJES DE PARA DECIR ADIÓS: LAS DOS PRINCESAS







PERSONAJE
ACTRIZ/ACTOR
1
LÖRIA.
NADINE NJEIM
2
SMICH.
KATY PERRY.
3
ÄLVOR.
PEDRO ARMENDARIZ.
4
MATKA.
MONICA BELLUCCI
5
ZSLACHTA.
MICHAEL FASSBENDER
6
ALESSANDRA
BAR REFAELI
7
RAGNATELA
MERYL STREEP
8
SVAERD
PIERFRANCESCO FAVINO
9
PADRE DE ALESSANDRA.
EWAN MCGREGOR
10
MADRE DE ALESSANDRA.
NAOMI WATTS
11
HHEVA
EVA GREEN
12
HADI
BENICIO DEL TORO
13
STÖTTAN
TIM ROTH










lunes, 14 de diciembre de 2015

El reflejo del espíritu.- Gracias a Julián Velcardo



Feliz inicio de la ante penúltima semana del año, les deseo mucho éxito y salud.

Bienvenidos nuevamente al Blog de la novela Para decir adiós: Las dos Princesas, hoy quiero agradecer a todos los que leyeron el cuento dedicado a la ciudad de Monterrey y sobre todo agradecer a Julián Velcardo, por todos sus comentarios de los cuales se ha derivado el nuevo nombre de la historia antes citada.
“El reflejo del espíritu.”

Para aquellos que me hicieron el honor de leer dicho cuento, creo que compartirán conmigo que ese nombre es mucho más apropiado que el del “Cobarde Montemayor”.

Lo anterior por dos aspectos que creo se pueden destacar. En primer término considero que el anterior titulo hacía referencia a un personaje de la historia caracterizado por su pobreza de espíritu, del cual su reflejo es solo la cobardía, sin embargo dejaba de considerar a los verdaderos personajes centrales de la historia, Iker y Tabata, quienes demuestran valor  y sobre todo compasión, el reflejo de su espíritu, es el de la grandeza que puede alcanzar el ser humano.

Por otro lado, el nombre anterior, dejaba de lado el aspecto mágico de la historia, sin atender a los seres espectrales de humo y sombras, cuyo líder no era más que un reflejo de los aspectos más negativos del espíritu, incluso más allá de la bajeza del propio Montemayor.

Mil gracias a Julián Velcardo y en febrero un ejemplar impreso de Para decir adiós: Las dos Princesas, se irá directamente a esa hermosa tierra plena de riqueza cultural, tan especial como para ser la única que pudo dar nacimiento al realismo mágico.


Gracias Colombia.  

Va nuevamente la historia con su nuevo y definitivo título, la cual ahora tendrá mucho sabor a Cabrito pero con un dejo de Bandeja Paisa. 



 EL REFLEJO DEL ESPÍRITU.


Los poderosos gritos del furibundo anciano parecían fuertes rugidos del más salvaje de los animales, con ellos sin misericordia arengaba a sus cadetes sin importarle nada en absoluto lo humillante que fuera el trato que les propinaba para incitarles a seguir sus instrucciones.

Mientras escuchaba las órdenes y se alineaba tal como lo había dispuesto el Coronel Montemayor, Iker Sabatier, un muchacho de complexión delgada de cabello lacio rubio y ojos almendrados, se llenó de indignación al ver directamente a los ojos al Coronel Rodolfo Montemayor, comprobando que aquel hombre se solazaba con el poder que le otorgaba su rango para tratar despóticamente a las noveles tropas que habían sido reunidas ex profeso para realizar tareas de exploración y búsqueda.    

El más pequeño de los Sabatier había quedado al cuidado de su hermana cuando su padre, un oficial de la Nueva España, se ofreció para dirigir la campaña que brindaría protección a los nuevos asentamientos que se habían ido formando en la provincia de Nueva Vizcaya, mismos que habían sido asediados por los grupos de indígenas nómadas que les disputaban las pocas reservas de agua, la madre de los dos jóvenes acompañó a su esposo, dejando a Tábata e Iker al cuidado del Capellán del regimiento militar que se encontraba asentado en la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, de eso hacía ya siete meses.

A pesar de que a los cuatro meses de haberse marchado se intentó establecer comunicación con las tropas que habían partido a Nueva Vizcaya, se desconocía a ciencia cierta su real paradero, los padres de Iker y Tábata así como todos los valientes soldados que les acompañaban en su misión jamás llegaron a su destino, diferentes destacamentos fueron enviados por el Coronel Montemayor para buscar a los oficiales perdidos pero sus esfuerzos fueron en vano, se temía lo peor, que hubieran caído víctimas de un ataque por parte de alguno de los grupos nómadas que asolaban la región.

Tan solo un mes después de haber dirigido la última búsqueda, el regimiento de la antigua Santa Lucía tuvo que enfrentar sus propios y terribles problemas, con los cuales cualquier nuevo intento de búsqueda del Brigadier Sabatier fue totalmente suspendido.

Había llegado el alba del año de 1683 cuando se dieron las primeras señales de alarma, en la región del Valle de las Salinas desaparecieron seis virginales doncellas, las primeras en San Nicolás de Tolentino, dos meses después seis más en la Hacienda de Eguía de viudas, así el año transcurrió sin más casos hasta que ya avanzado noviembre desapareció una más en la Hacienda de Chipinque. 

Esta última fue Diana de Las Casas Carvajal y de La Cueva, descendiente de dos de las familias más prominentes de la localidad, una de ellas una familia judía que había llegado desde Portugal para la conquista y pacificación de lo que sería el Nuevo Reino de León, transformando a Santa Lucía en la Villa de San Luis de Rey, la cual en 1596 fue transformada en la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, el otro linaje se dedicó a la minería amasando una gran fortuna por la plata, lo que le permitió adquirir grandes extensiones de tierra y encomiendas de indios, por tanto ambos apellidos constituyeron una fuerte presión para que el Coronel Montemayor enfocará todo el esfuerzo de sus tropas para encontrar a la joven.

Sin embargo la tarea no resultó tan simple como el oficial al mando pudiera haberlo pensado, el primer destacamento formado de un grupo de cien experimentados militares que se dirigieron hasta la Hacienda de Chipinque, desapareció cuando por la noche intentaron cruzar la Sierra Madre.

La misma suerte siguieron los siguientes tres pelotones que fueron enviados al lugar, desapareciendo casi trescientos oficiales más, sin embargo en el último grupo hubieron sobrevivientes, los cuales fueron enviados de inmediato para su tratamiento por la iglesia al sospechar que se encontraban poseídos toda vez que reportaron que fueron atacados por una enorme bestia surgida del infierno.   

Presa de la desesperación, Rodolfo Montemayor no tuvo más remedio que enlistar a jóvenes para formar un nuevo grupo de búsqueda, todas aquellas familias que no eran privilegiadas tuvieron que brindar a uno de sus hijos para conformar este nuevo equipo, al cual se incluyó voluntariamente Iker Sabatier, tratando de cumplir una obligación que el mismo se había impuesto para honrar a su padre. 

Rodolfo Montemayor era un hombre de aproximadamente sesenta y cinco años, el cual se ufanaba de haberse conseguido todo en la vida por esfuerzo propio, sin embargo su linaje venía desde el mismo fundador de la ciudad, a pesar de ser un hombre consagrado a la carrera de las armas, toda la vida se había dedicado a la docencia, nadie podía cuestionar sus conocimientos teóricos, así como el reconocimiento académico que este le había traído al punto de haber sido nombrado el encargado de instruir a todos los nuevos reclutas, cada uno de los jóvenes que desearan ser soldados y servir con lealtad al Nuevo Reino de León, tenían que encontrarse inevitablemente con el admirado Coronel Montemayor, el cual vociferando se ufanaba ante ellos que él constituía el filtro que depuraría a los verdaderos hombres de armas de los inútiles cobardes que tenía enfrente.

No había nadie más exigente que él en toda la instrucción militar, no había nadie que impusiera más respeto, desgraciadamente esta deferencia se basaba únicamente en el miedo, el filtro del que él hablaba no lo constituía la exigencia de su cátedra sino el degradante trato al que sometía a sus alumnos. 

El Coronel gustaba en extremo de humillar a sus discípulos, cada día se jactaba ante ellos de su alta educación y de la distinción de su familia sin embargo pese a ello ninguno de los jóvenes era merecedor de que su instructor, aplicando la mínima regla de cortesía, les refiriera por sus nombres propios sino que a todos los marcaba con un deningrante apodo con el cual serían identificados por todo el resto del curso, de ta de tal manera infravaloraba a cada uno de ellos dependiendo de su origen familiar, si no podía hacerlo por su condición social lo hacía por lo que él consideraba un desperfecto físico.

Entre clases dedicaba varios minutos para contar anécdotas personales en las cuales ensalzaba el inmenso valor que él tenía como persona, denostando en cambio al resto de los que le acompañaban, para él ninguno de ellos merecía ni su tiempo ni su esfuerzo.

Nadie podía oponerse a aquel indigno trato porque sin el Brigadier Sabatier el oficial de mayor rango lo era precisamente el Coronel Rodolfo Montemayor, a todo aquel que no podía tolerar más vejaciones y con desesperación osaba musitar que se quejaría ante las autoridades para que pusieran fin a aquella despótica conducta, con sorna les respondía que el mismo les acompañaría gustoso para presentar cuantas quejas quisieran, siendo que quien las recibiría con suma atención sería solamente él, toda vez que precisamente el Coronel Rodolfo Montemayor era el único encargado de resolverlas.           

Hacía apenas unos meses, voluntariamente se había unido a las tropas un joven de apellido Cantú, quien soñaba con honrar la tradición familiar convirtiéndose en un valeroso soldado de la Nueva España, el muchacho era dedicado, pero enfrentaba el hecho de haberse separado de su familia para cumplir su sueño, sin razón alguna, sin siquiera haberse tomado la molestia de impulsarlo o guiarlo como correspondería a un verdadero instructor, el Coronel Montemayor decidió que el nerviosismo que el joven manifestaba se debía únicamente a su falta de inteligencia, sin notar el inmenso temor que en el joven provocaba el indigno trató al que el Coronel sometía al resto de sus compañeros, por lo que decidió llamarlo desde el primer día de clases el “idiotita”, sin que a partir de ese momento volviera a referirse a él de otra manera que no fuera por ese apelativo.

El resto de los reclutas veían como el “idiotita” sobresalía en el entrenamiento que era impartido por otros oficiales, volviendo a tartamudear y parecer dubitativo solo en aquellos que encabezaba el Coronel, pero éste lo presionaba aún más día con día, llevándolo con el transcurso del tiempo a más severas vejaciones, incluso llegando un día al extremo de decirle que por fin había descubierto la razón de su retardo mental, el cual se debía seguramente a que la madre del joven se dedicaba a una labor deshonrosa para beneplácito de otros hombres, por lo que alguien tan idiota como el no podría ser más que producto del castigo divino por una relación impía.

Llegó el momento en que el joven Cantú no pudo soportar más aquel deshonroso trato y un día desertó, para Iker y el resto de sus compañeros fue triste ver como se perdía la posibilidad de que el ejército hubiera tenido en el recluta Cantú a un extraordinario soldado, sin embargo los llenó más de aflicción el percatarse que al cabo de un tiempo nadie recordaba el nombre de pila de Cantú, pero todos recordaban aquel denigrante mote con el que Montemayor había adulterado su identidad.

Para Iker Sabatier las cosas no había sido fáciles con Montemayor, en primer término el jamás había querido ser en realidad un soldado, si lo mencionó en algún momento fue solo una ocurrencia infantil, sin embargo ahora las circunstancias lo habían llevado a la instrucción marcial, como si el Coronel Montemayor pudiera notar aquello, le había gritado al recluta Sabatier desde el primer instante en que sus destinos se cruzaron:

“¡Sabatier, te odie desde el primer momento en que te vi!”

Afortunadamente para Iker, a diferencia de la mayoría de sus compañeros aquel servicio no constituía su sueño, sino únicamente una auto impuesta obligación temporal, la cual cuando el mismo considerará cumplida podría dejar atrás sin mayor problema, por lo que aquellos insultos no hicieron ninguna mella en su espíritu, más que constituir una profunda lástima por el propio Coronel Montemayor, quien poseía todo el conocimiento para ser el mejor instructor pero se había dejado embriagar por el poder, disfrutando cada vez más de aquella posición que le permitía degradar a otros seres humanos.

La instrucción de ese día había empezado de la misma manera que la de cualquiera otro, no únicamente por los sonoros gritos a los que los reclutas eran sometidos, sino también por haber iniciado el entrenamiento desde las cuatro de la mañana, tal cual como era exigido por el Coronel Montemayor como parte de su doctrina educativa, a pesar que el resto de oficiales comenzaba su enseñanza dos horas después.

Esa madrugada el destinatario de su escarnio era el soldado Severo Rueda, un chico al que como si el destino le jugara una mala pasada, no solo había sido turnado a la instrucción del Coronel, sino que llevaba ese nombre cuando el joven padecía una manifiesta obesidad, los insultos a los que lo sometía Montemayor habían ido aumentando de tono con cada día, pero esa mañana llegaron al límite cuando una de las muchas trabajadoras del regimiento, misma que nunca había tenido el infortunio de atender al inflexible oficial, llegó hasta donde se llevaba a cabo el entrenamiento con la intención de entregarle al Coronel Montemayor un paquete que contenía su desayuno, al ver a la humilde mujer el Oficial al mando le dirigió una mirada de infinito desprecio, con desgano tomó aquel paquete y después de abrirlo y constatar que lo que llevaba eran alimentos, furibundo lo arrojó con repulsa al rostro de la afligida mujer, mientras los restos de comida se derramaba en el césped, Rodolfo Montemayor le dijo a gritos a la mujer:

“Debería estar prohibida la entrada a este lugar a las mujeres, todas son unas soberanas inútiles, se confundió usted de oficial, acaso no sabe quién soy yo, repita mi nombre, si es que acaso es usted capaz de articular una sola palabra.”

Con gran nerviosismo la mujer respondió tartamudeando:

“Es… usted… el…Mayor… Rodolfo Banda.”

En aquel momento el resentido Coronel estuvo casi a punto de estirar las manos para aprisionar el cuello de la joven para estrangularla y robarle el último aliento de vida, pero se limitó a vociferar con furia:

“Estúpida mujer, soy el Coronel Montemayor, Rodolfo Montemayor, es que acaso habla usted el castellano.”

La sujetó del brazo y la llevó arrastrando hasta la fila de reclutas, formándola como si fuera una más de ellos, ya ahí acercó su rostro hasta escasos centímetros de los de la joven y volvió a desgañitarse señalándole:

“Repita cien veces mi nombre.”

Incrédula la mujer sonrió nerviosamente sin acatar aquella instrucción, por lo que el Coronel volvió a gritarle aún con más furia:

“Es que es sorda acaso o es tan imbécil que no puede entender lo que le digo, le ordené repetir mi nombre cien veces y quiero que lo haga ahora, fuerte y claro.”

Entre sollozos y con las mejillas mojadas por las lágrimas que le escurrían irrefrenablemente, la mujer comenzó a gritar el nombre del Coronel una y otra vez.

En el transcurso de esos momentos el contingente no había dejado de hacer los ejercicios que les habían sido ordenados, todos con excepción de Severo Rueda, quien con enorme dificultad podía seguirse moviendo, al ver los torpes movimientos del joven, el Coronel se sujetó con desesperación la cabeza y bramó furioso:

“Ven aquí asqueroso gordo.”

Titubeante el joven se acercó hasta el oficial, quien con furia lo arrojó hacia donde se encontraban tirados los restos de comida y le ordenó al obeso muchacho:

“Trágate eso y hazlo completamente hasta terminarlo, no quiero que quede ni un solo rastro de ello, quiero comprar que para lo único que sirves en la vida es para comer como un animal, inmundo cerdo.”     

Mientras Severo tragaba con dificultad, Rodolfo Montemayor vio a la joven, la cual en ningún momento había dejado de repetir a gritos el nombre del oficial, se acercó hasta ella y le dijo furioso:

“¿Qué es lo que usted hace?”

Aún llorando la mujer respondió:

“Justo lo que usted ordenó.”

Mientras la tomaba del brazo le dirigió una mirada en la cual no solo había desprecio sino incluso un profundo odio, la separó del contingente entretanto imitaba la forma en la que ella seguía repitiendo su nombre y le dijo vociferando:

“Mujer tenía que ser.

Largase de aquí estúpida, no soporto verla ni un minuto más.”

Mientras la joven se marchaba sumida en un irrefrenable llanto, el grupo de jóvenes se llenó de repulsión, sentimiento que por supuesto se había generado en contra del Coronel Montemayor pero principalmente en ese momento en contra de ellos mismos porque nadie de ellos se atrevió a defender ni al recluta Severo ni a la humilde mujer.

El día prosiguió con el resto del entrenamiento a cargo de los otros oficiales, hasta que al caer la tarde, el Coronel Montemayor, volvió a hacerse presente ante los jóvenes reclutas para ordenarles acudir a las barracas para alistar lo necesario pues a las cuatro de la mañana en punto estarían partiendo con rumbo a la Sierra Madre para continuar con la búsqueda de la joven de Las Casas Carvajal y de La Cueva, asignó a cada uno tareas, omitiendo a Iker Sabatier y a Severo Rueda, a quienes vio hasta el final para ordenarles con arrogancia:

“El cobarde Sabatier y el marrano Rueda se quedaran aquí en el destacamento para realizar limpieza en las caballerizas, un apocado y un seboso no me serán de ninguna utilidad en el campo de batalla.”

Iker se llenó de indignación ante aquella afrenta, haciendo acopio de toda su prudencia para no señalarle al Coronel Montemayor que justamente el vetusto hombre era el menos indicado para llamarlo cobarde, cuando el que encabezaría a las tropas a la mañana siguiente sería el Teniente de la Garza mientras el propio Rodolfo Montemayor se resguardaría con toda comodidad en el destacamento sin arriesgar su vida en ningún momento, pero nuevamente la sensatez hizo que el joven tuviera que tragarse sus protestas, así terminó aquel día rompiendo filas para marchar a los dormitorios.

El más joven de los Sabatier a diferencia de los demás reclutas acudió a la casa del capellán, ya que este era el lugar donde él vivía en compañía de su hermana, la cual recibió amorosamente a su pequeño hermano, quien al sentirse protegido con el abrazo de su hermana, liberó la frustración que se había acumulado durante el resto del día y comenzó a llorar, cuando se hubo calmado un poco le dijo a Tábata:

“Sabes que es lo peor, que creo que él tiene toda la razón, soy un cobarde.”

Su hermana le sonrió sin entender del todo que era lo que le había pasado, sin embargo sabía que tenía que ser algo relacionado con Montemayor, entonces con dulzura le agitó los rubios cabellos y dejó que él chico siguiera desahogándose, entonces el espigado muchacho dijo:

“Hoy nuevamente contemplé como humillaba a otros y no tuve el valor de detenerlo, eso me convierte en su cómplice, en un miserable cobarde.”

Tábata lo besó amorosamente en la frente, lo encamino hacia una bandeja con agua que había preparado para que el muchacho se aseara y le dijo:

“No te castigues hermanito, tú no tienes ninguna culpa de lo que ese hombre haga, te he dicho que abusa de su poder, sin nuestros padres aquí el oponerte a él prácticamente seria una sentencia de desalojo en nuestra contra, a donde iríamos, le prometiste a padre protegerme y soportando al coronel lo estás haciendo valerosamente.”

Se dirigió a la salida de la estancia en la que el muchacho se asearía y antes de marcharse  le dijo a su hermano.

“A mis ojos eso te convierte en un héroe.”    

Antes de disponerse a dormir, Iker comenzó a prender los quinques que alumbraban el porche de la casa del capellán, así lo hizo también con el que se situaba en la estancia que funcionaba como sala en aquella pequeña casa y al pasar por el espejo que se ubicaba al centro de aquel cuarto, un extraño resplandor que salía de este le hizo detener su marcha para ver aquel objeto fijamente, pero a pesar de permanecer varios segundos viendo aquella imagen no observó nada más que un ordinario espejo, sumamente cansado Iker Sabatier se retiró a dormir.

Eras justamente las dos de la mañana en punto, momento en el que todos los que ocupaban los diversos cuartos del regimiento dormían plácidamente, cuando el portal se abrió dejando libre el paso para la llegada de Mirall, el líder de la guardia evanescente.

Los Dampf fueron los primeros seres en surgir del vapor creado al entrar en contacto el lago Malko, formado en la creación del Reino Etéreo por las lágrimas de la noble reina Matka, con el fuego de los perversos dragones, de aquel extraordinario vaho surgieron el resto de seres etéreos con excepción de los Elfos, las Hadas y los dragones.

Los Dampf carecían de un cuerpo eran seres que vagaban en un estado gaseoso del cual no pudieron trascender desde su nacimiento dada su impaciencia por abandonar el lago Malko, cuando éstos seres tuvieron conciencia plena de sí y vieron al resto de criaturas quienes con sus sólidos cuerpos podían asir objetos y tocarse unos a otros, su ser irremediablemente se llenó de una infinita envidia, la cual al no ser contenida dio pasó a un enorme odio que terminó por ocuparlos plenamente, tornándose entonces en seres que albergaron gran perversidad.

Uno de ellos, llamado Mirall*, se percató que el estado fantasmal en el que ellos se consideraban condenados a existir, les otorgaba una cualidad que no tenía ningún otro ser en todo la creación, los malignos Dampf podían hacerse del control de otros cuerpos, pero solamente de los de aquellas criaturas que no tuvieran fuerte voluntad para oponérseles.

Usurpando cuerpos que no eran propios, los perversos entes comenzaron a asolar a los pueblos más débiles del Reino, hasta que la princesa Löria frenó sus vandálicos actos, Mirall se vio traicionando por el resto de los Dampf quienes juraron lealtad a la corona y persiguieron a su otrora líder para llevarlo ante la justicia como el precio a pagar por su redención.

Mirall ocupando el cuerpo de un Elfo llamado Coriän*, fue acorralado por Stoom*, el nuevo líder de los Dampf, a las orillas del Malko, desesperado el vil ser se percató que no tendría oportunidad de huir, sin embargo su naturaleza no le permitió rendirse, así que cuando estaba a punto de ser alcanzado por el arma que fatalmente caía hacia su cabeza, vio su imagen reflejada en las aguas del lago y de alguna manera logró transferir toda su malevolencia hacia aquel reflejo.

Fue así como Mirall sobrevivió convertido en un reflejo de la iniquidad que habitaba en su ser.

*Mirall (Miral)
Coriän (con una “a” larga)
*Stoom (Stum)

Stoom con gran terror vio como su antiguo líder había logrado salvarse de su ataque, el cual sin embargo alcanzó al Elfo Coriän, quien inevitablemente pereció ante el acero del Dampf.

Mirall se burló de la suerte de su antiguo discípulo y lo convenció de que no alcanzaría el perdón de los Elfos por el crimen que acababa de cometer, logrando con sus insidiosos argumentos que el desesperado Stoom volviera a unirse a su causa.

Al saberse solamente un reflejo, una idea surgió en el interior de Mirall, por lo que hizo que Stoom llevará ante él un espejo, mismo que fue colocado frente al lago justo en donde Mirall se encontraba atrapado, al ver que su imagen se reflejaba en aquel cristal, la esencia de maligno ser viajó hacia aquel objeto abandonando por fin el lago que se había convertido en su prisión, lleno de dicha el vil ser se percató de las posibilidades que le daba aquella habilidad recién descubierta. 

Stoom cargaba el espejo cuando fueron alcanzados por Löria, la Majestuosa Protectora Superior del Reino Etéreo, quien les obligó a rendirse, la Princesa inmune al inicuo reflejo de Mirall cubrió el espejo con su capa y llevó a los sediciosos ante el consejo de Elfos y Hadas, quien juzgo a los dos Dampf, condenándolos al destierro al en ese entonces deshabitado Smrt.

Los milenios pasaron y los Dampf deambularon solos por Smrt, hasta que surgieron los primeros hombres, durante aquellos incontables siglos Mirall tuvo demasiado tiempo para pensar, por lo que una nueva idea había surgido en su interior, así que hizo que Stoom llevara el espejo ante uno de los hombres, al ver éste la imagen de Mirall en el cristal, le permitió que su reflejo pudiera viajar hasta sus ojos, con lo cual Mirall pudo tomar control de aquel pobre sujeto.

Para cuando las capacidades de los mortales les permitieron crear espejos, Mirall se volvió más poderoso, viajando a cualquier lugar al cual pudiera llegar su reflejo.

Mirall y Stoom notaron que los humanos eran débiles de carácter y les era prácticamente imposible oponerse a sus poderes, por lo cual se valieron de sus habilidades para seguir cometiendo actos de gran vileza.

Un día los dos Dampf encontraron a otro desterrado, Marggise*, quien era una Rwavhi*, seres con la capacidad de transformar su horrendos cuerpos en cualquier objeto o ser con el que estuvieran en contacto, los tres fantásticos seres unieron sus esfuerzos  para  seguir  consiguiendo sus infames propósitos, creando de esa manera

*Marggise (Marguis)
Rwavhi  (Ruavi)



La que llamaron “La guardia evanescente” a la cual con el tiempo se unieron dos criminales desterrados más, Shaidea* y Bagan, la primera era una Stín*, seres capaces de transformarse en sombras y habitar en ellas, el segundo era un Djur*, terribles bestias de más de cinco metros de longitud cola incluida, los cuales eran capaces de transformarse en homínidos o en cuervos.                       

Los perversos actos cometidos por la guardia evanescente en contra de la humanidad eran incontables, sin que nadie hubiera podido comprobar su existencia más allá de lo que señalaban las leyendas, hacia un siglo se habían instalado en la principal potencia que existía en el mundo, pero como estaban siendo perseguidos decidieron dejar España y viajar al nuevo mundo.

La noche que siguió al día en que las tropas habían marchado en dirección a la Sierra Madre, Mirall fracasó nuevamente en su primer intento por hacerse de un vehículo para salir esa noche del espejo, toda vez que la voluntad del joven Iker Sabatier fue demasiado fuerte para doblegarse, así que la vil criatura fue visitando cada uno de los espejos del destacamento hasta que se encontró con los ojos de uno de los reclutas más jóvenes, Ernesto Treviño Salinas, quien apenas contaba con catorce años de edad.

Habiendo tomado Mirall el control del cuerpo del joven, se dirigió hacia la casa del capellán, misma en la cual había visto por la mañana a la bella Tábata Sabatier, en su camino fue alcanzado por el resto de la guardia evanescente, Bagan viajaba en su forma de cuervo, llevando consigo a Marggise quien había tomado la forma de una pesada roca, misma que el ave dejó caer sobre la cabeza de uno de los guardias que custodiaban el camino hacia la casa del capellán, cuando la piedra se impactó contra el cráneo del recluta Javier Cavazos de la Garza, éste de inmediato perdió el conocimiento y Marggise tomó la forma del joven, cuyo cuerpo fue escondido por Mirall.

La guardia evanescente llegó hasta su destino, Stoom en su forma de vapor no tuvo impedimento para ser el primero en pasar por la pequeña rendija que se encontraba entre el piso y la puerta, la niebla subió por las escaleras hasta llegar a la habitación del capellán, tomando en poco tiempo control de su cuerpo, Stoom entonces abrió la puerta de la morada dejando libre el paso al resto de sus compañeros, de los cuales Shaidea y Marggise se quedaron custodiando el acceso, permitiendo con ello que ingresaran Mirall y Bagan, este último se quedó en su forma de cuervo esperando en la habitación que servía como sala.

*Shaidea  (Shaidé)
*Stín  (Estín)
Djür (Deyur con una u larga)



Los sucesos del día aún deambulaban en la conciencia del más pequeño de los Sabatier, por lo cual éste no había podido conciliar el sueño, por lo que en cuanto escuchó el crujir de las escaleras, de inmediato Iker tomó su espada y bajó a toda prisa para ver quien había irrumpido en la casa del capellán a esas horas de la noche, al descender por la escaleras su sorpresa fue enorme cuando vio como el capellán y Ernesto Treviño llevaban arrastrando a su hermana, quien había sido impedida para solicitar auxilio mediante un trapo que había sido amarrado en su boca, instintivamente el joven puso en alto el arma y se lanzó en contra de los individuos que sin motivo sustraían a la joven.

Al percatarse que el arma se dirigía inevitablemente en su contra, Mirall y Stoom dejaron caer a Tábata  y después de evadir el ataque, arremetieron en contra de Iker, quien valerosamente contuvo la agresión, teniendo en poco tiempo a su merced a los raptores, por lo que de inmediato el líder de la guardia emitió la orden a Bagan quien presto dejó su forma de cuervo para transformarse en una bestia cuadrúpeda de piel verde, con una larga melena de color dorado que le cubría la totalidad del lomo, su achatado rostro mostraba furioso los largos colmillos con los cuales amenazó al  bravo joven.       

En su transformación la bestia destrozó parte de la habitación generando un gran estruendo, el cual hizo que la persona que se encontraba de guardia de inmediato emitiera la alerta, sin embargo el regimiento se encontraba prácticamente solo, por lo que los únicos que se encontraban en posibilidad de acudir en auxilio de los hermanos Sabatier, eran el Coronel Montemayor, Severo Rueda y diez oficiales más.

Al ver como el contingente se acercaba Shaidea y Marggise emitieron una señal de alerta, la cual tuvo como efecto que Bagan se transformara en cuervo y abandonara la casa del capellán, a pesar de que éste en su forma de bestia  era el más fuerte, era vital para la guardia evanescente permanecer en el anonimato por lo que no podían permitir que más seres humanos atestiguaran la existencia de la fantástica criatura, aprovechando el desconcierto  Mirall y Stoom habían vuelto a tomar sus armas y se lanzaron en contra de Iker, quien no tuvo oportunidad de desatar a su hermana.

Para cuando el Coronel Montemayor llegó a las puertas de la casa, espetó órdenes a Marggise en su forma de oficial, quien diligentemente respondió al Coronel señalándole que en esos momentos ya había un oficial adentro y que tenían la situación controlada,  mientras tanto la maligna criatura se iba ubicando a las espaldas de los oficiales.

Con evidente  molestia el Coronel señaló a la mitad del contingente que entrara a la casa para que ayudaran a imponer el orden, los oficiales entraron de inmediato viendo desconcertados como Iker Sabatier sostenía una férrea lucha con el capellán y con el recluta Treviño, sin saber por quien tomar partido optaron por detener aquella lucha y someter a los tres hombres, la escaramuza fue rápidamente aplacada, pero mientras sujetaban al joven Treviño Salinas, éste vio directamente a los ojos al oficial que lo sostenía, devolviendo la voluntad al joven recluta para tomar totalmente la del oficial, quien entonces privó de la vida a los dos oficiales que tenía más cercanos.

Por su parte aprovechando aquella confusión Stoom en su forma de vapor abandonó el cuerpo del capellán para hacerse con el control de otro de los guardias, el cual victimó al guardia restante que había ingresado momentos antes a aquella habitación.

Confundidos tanto el capellán como el joven Treviño Salinas yacían tendidos en el piso sin posibilidad alguna de contener el salvaje ataque de los malignos seres quienes en el acto también los privaron de la vida.

Aquellos momentos fueron aprovechados por Iker para desatar a su hermana, a la que había ordenado saliera por una de las ventanas de la cocina para ponerse a salvo, en el momento justo en que Tábata  huía, el joven vio como se lanzaban en su contra los dos oficiales que momentos antes habían puesto fin a la trifulca, con gran dificultad pudo esquivarlos y volver a tomar su arma con la cual arremetió contra ellos.

Aquellos sonidos de lucha que provenían del interior de la casa hicieron que el Coronel Montemayor reaccionara ordenando a tres miembros más del contingente que lo acompañaba que entraran de inmediato al cuarto para imponer el orden, los oficiales entraron viendo como sus compañeros combatían al joven Iker, al percatarse de los cuerpos que yacían sin vida asumieron que el joven había enloquecido ultimando al resto de las personas que se encontraban tendidas en aquel piso, por lo que se unieron a la lucha en su contra, de inmediato el recluta Sabatier estuvo consciente que no tendría oportunidad de enfrentarse a los cinco guardias que tenía enfrente por lo que subió por la estrecha escalera por lo que tendrían que seguirlo uno por uno, logrando así poder ganar algo de tiempo.

Cuando por fin estuvo en el piso superior se encerró en uno de los cuartos, bloqueando la puerta con cuantos muebles tuvo a la mano, sin embargo aquellos no contendrían por mucho tiempo los incesantes golpes de los soldados, por lo que Iker se dirigió a la ventana para comprobar si ésta le ofrecía una ruta de escape franco, desde el cristal pudo ver a Margisse con la forma de Cavazos quien ultimaba a dos de los guardias que le habían dado la espalda, ante su incredulidad una de las sombras que proyectaban los sobrevivientes cobró vida emergiendo de ella un oscuro individuo, quien atacó al otro de los oficiales, en un santiamén solo se encontraban con vida el Coronel Montemayor y Severo Rueda.

La situación era desesperada incluso si Iker fuera capaz de vencer a los hombres que lo acechaban en la puerta, superándolo no solo en número sino también en tamaño y fuerza, tendría que salir a enfrentar a aquella sombra viviente, al oficial Cavazos y aquella bestia que se había hecho presente en el interior de la casa, misma que en esos momentos no divisaba por ningún lado.

El muchacho casi se rendía ante aquella bruma de adversidad, cuando algo que vio en la pared hizo que resurgiera en él la esperanza. 

Mirall, Stoom y los dos oficiales golpeaban salvajemente la puerta cuando escucharon el crujir de cristales al interior de la habitación, como respuesta redoblaron sus esfuerzos hasta que la barrera que los separaba de su perseguido no pudo hacerles frente y fue abatida, todos se atropellaron entrando al cuarto con dirección a la ventana para observar si el chico había podido huir por ella, entonces escucharon como la puerta se cerró sonoramente.

De inmediato corrieron hasta ella solo para percatarse que el joven no solo había descendido las escaleras sino que había utilizado el líquido que alimentaba el quinqué que se encontraba en el cuarto, para humedecer diversas prendas que fue dejando a través de la escalera, mismas que cuando Iker se encontraba abajo hizo arder para formar un barrera de fuego entre él y sus perseguidores.

A pesar de las nacientes llamas y el crujir de la madera de las escaleras, Mirall no se amedrentó e intentó seguir al joven pero este le lanzó el quinque el cual al golpear contra las escaleras estalló en llamas haciendo retroceder al vil ser, permitiendo que Iker saliera a toda velocidad de aquella morada ardiente.

El coronel Montemayor y Severo Rueda se oponían a duras penas a los embates de la sombra viviente y del oficial Cavazos, por lo que no tuvieron la oportunidad de reprocharle nada a Iker cuando este se les unió en la batalla.

Con la participación del valiente joven pronto la lucha comenzó a inclinarse a su favor, a pesar que Iker Sabatier esperaba con preocupación que de un momento a otro volviera a unirse a la gesta aquella enorme criatura, la bestia no se hizo presente, el cuervo siguió sobrevolando la casa en espera de las instrucciones del líder de la guardia evanescente.

En la planta alta desesperados los dos guardias veían como las llamas los habían acorralado en la habitación, a diferencia de los agobiados oficiales, Mirall y Stoom mantenían una insólita calma, ante la sorpresa de los angustiados soldados Stoom tomó su forma vaporosa abandonando el cuerpo que ocupaba, mientras tanto Mirall corrió hasta la ventana para lanzarse a través de ella al vacio.  

Ante el crujir de los cristales y el seco sonido que provocó el choque del cuerpo que había caído desde la segunda planta de la casa del capellán, alarmado, Severo Rueda abandonó la lucha y corrió hacia aquel inerte hombre tendido en el piso, el joven intentó auxiliar al malherido cuerpo que se encontraba sangrante, con sumo cuidado, el noble muchacho sujetó su cabeza y vio al moribundo hombre directamente a los ojos.

El joven Rueda ya no tenía más el control de su cuerpo, Mirall había abandonado al moribundo oficial para hacerse con la voluntad del malaventurado Severo, quien antes de unirse al ataque en contra del Coronel y de su compañero Iker, ordenó al cuervo que localizara a Tábata.

Mientras Bagan volaba tratando de descubrir el paradero de la joven, Iker propinó una estocada a Cavazos, consiguiendo que este cayera al piso sin poder seguir participando más en la lucha, tras unos segundos de espasmos la criatura dejó ver su verdadera forma, evidenciando que no se trataba del oficial sino de Marggise, una criatura de extremadamente pálida y arrugada piel y largos cabellos casi en su totalidad de un color amarillento.

Stoom intentó vanamente tomar el control del los dos sobrevivientes, pero ninguno de ellos cedió su voluntad al domino de la maligna criatura, la cual tuvo que conformarse con seguir en su forma gaseosa sin poder participar en la batalla, en la cual el Coronel e Iker comenzaban a imponerse a la solidificada sombra y a Mirall, lo que en esos momentos más deseaba el joven Sabatier era acabar de inmediato con aquella pugna para intentar localizar a su hermana.

Como un manifiesto vestigio de que la lid llegaba a su conclusión, Shaidea quien ya había sido desarmada, no tuvo más remedio que volver a tomar su forma de sombra, con la cual si bien no podía sufrir ningún daño, tampoco podía infligirlo a sus enemigos, por lo que Mirall en el cuerpo de Severo Rueda, al encontrarse solo en la batalla no tardó en ser vencido.

Sin tener una clara idea de lo que estaba pasando el Coronel apenas pudo reaccionar para ordenar a Iker que sujetara a Severo Rueda, mientras él se puso enfrente del joven para comenzar el interrogatorio mientras lo golpeaba con todas sus fuerzas en el abultado estomago:

“Asqueroso gordo, dime qué clase de locura es la que se apoderó de ti.” 

Sin soltar a su doblegado compañero, Iker trató de alejarlo de la furia del Coronel Montemayor, pero éste siguió golpeándolo recibiendo como respuestas las risas de Mirall quien le dijo viéndolo directamente:

“Pobre anciano, no tienes ni la menor idea a lo que te enfrentas en un momento Bagan regresará con la joven y desearás que tu destino no se hubiera topado con el nuestro.”

Al escuchar al joven, el alto oficial solo pudo llegar a una conclusión, por lo que aterrado expreso:

“Esto es obra de demonios”

Rodolfo Montemayor volvió a poner su arma en alto intentando asestar un golpe al cuerpo de Severo, pero Iker lanzó al joven al suelo para que la estocada no le alcanzara, tomando su espada para defender al joven mientras el furibundo oficial le reclamaba airadamente:

“Tú también te encuentras poseso Sabatier, tendré que acabar con ambos.”

El ataque efectuado por el Coronel fue efectivamente bloqueado por Iker, quien con un movimiento desarmó a Montemayor, colocando seguidamente la punta de su arma en contacto con el cuello del déspota hombre, entretanto le decía:

“Es probable que todo esto sea obra de demonios, pero ese no deja de ser el cuerpo de uno de sus alumnos y no permitiré que lo dañe sin antes intentar liberar por algún medio de a Severo de cualquiera que sea el embrujo en que haya caído.”

Montemayor sabiéndose en plena desventaja no pudo sino emitir un leve sonido gutural de furia, de inmediato Iker alejó el arma del cuello del oficial y se volvió en dirección a donde hacía tan solo unos instantes había dejado a Severo Rueda tendido en el piso, para su sorpresa el joven ya se encontraba de pie, más inmóvil y sin armas, sin denotar la mínima intención de volver a iniciar la reyerta, Mirral a través del joven Rueda vio a los dos hombres y con toda serenidad les dijo:

“Bagan ha encontrado a su presa y ya viene a mi encuentro, pronto las doce estarán reunidas y finalmente cumpliré mi destino en esta tierra.”

Fuertes pasos se escucharon viniendo a ellos más allá de la humeante casa, cuando Iker y Montemayor dirigieron su atención a la causa de aquel sonido se percataron como de la fumarada emergía la bestial criatura, la cual para horror del joven Sabatier llevaba en uno de sus brazos a una inconsciente Tábata.

Saliendo de su estupor Iker tomó de inmediato el inerte cuerpo de Marggise,  amenazando con atravesar su cuello con su espada, frente a él tenía a Mirall en control del cuerpo de Severo Rueda, a Shaidea quien nuevamente había abandonado las sombras para volver a solidificarse y a Stoom quien se movía de un lado a otro en su forma de vapor, teniendo la atención de todos el muchacho les gritó con todas sus  fuerzas:

“La criatura deberá soltar de inmediato a mi hermana, a no dudaré en degollar a esta horrible mujer.”

Como respuesta Mirall vio lleno de odio al joven, cada uno de aquellos seres podían ser criaturas despreciables, pero los miembros de la guardia evanescente solo se tenían unos a otros, formando a través de los miles de años que llevaban juntos, lazos tan fuertes como los de una verdadera familia.

En aquel momento de vacilación el único que actuó fue Bagan, más solo para unirse a sus compañeros, entonces los cuatro vieron con honesta desesperación como Iker sujetaba con fuerza a Margisse acercando cada vez más el arma al cuello de la horrenda criatura, en esos instantes de suma tensión, Montemayor fuera de sí, no pudo hacer más que recitar oraciones con desaforados gritos, mientras también dibujaba en la tierra una enorme cruz, sobre la cual se paró buscando la protección de aquella imagen que para el hombre resultaba sagrada.

Bagan dejo atrás su forma de bestia para poder hablar con Mirall, a quien le dijo molesto:

“Es inútil que esperemos más, de sobra sabes que los mortales no pueden herirnos,  mi amada Marggise no corre ningún peligro, acabemos con el humano sin más dilación.”

Mirall con evidente nerviosismo en su voz le respondió, mientras lo sujetaba furioso de uno de los brazos:

“No te acerques más al mortal Bagan, no puedo permitir que tu impaciencia ponga en riesgo a Marggise, yo la amo tanto o más que tú, si al menos hubieras presenciado lo que yo, entonces comprenderías mi aflicción, pero podrás entenderlo si aprecias con atención la herida que hay en el hombro de nuestra amada.”

Incrédulo Bagan observó el hombro de Marggise, descubriendo entonces la herida que ésta tenía en esa parte de su cuerpo, la cual era evidente por el liquido verdoso que de ella brotaba, llena de terror la criatura solo alcanzó a musitar:

“Eso es imposible.”

Mirall soltó el brazo de su compañero, mientras decía para que lo escuchara cada uno de los miembros de la guardia evanescente:

“Extremen precauciones hermanos, el muchacho viene del linaje de los Elfos o las Hadas.”

El desconcertado Coronel, vio a Iker Sabatier y fuera de sí solo alcanzó a murmurar:

“Eres una aberración, Sabatier, tú no eres una criatura de nuestro señor.”
       
Lanzándose furioso en contra del joven, quien ante el embate no pudo seguir sosteniendo a Marggise, aprovechando la oportunidad que les era brindada por el Coronel, Mirall ordenó a Bagan que tomará nuevamente su forma de bestia para hacerse de la herida Marggise y darse a la fuga llevando también a cuestas a la aún inconsciente Tábata,  entretanto Shaidea y Stoom se desvanecieron en el acto en sus formas de sombra y vapor dejando solo a Mirall quien en dominio del cuerpo de Severo Rueda intentó darse a la fuga, pero el rollizo cuerpo del joven no le permitió ir muy lejos por lo que de inmediato fue atajado por Iker, quien lo amenazo con su espada, mientras le gritaba desesperado:

“A donde se la llevaron demonio, dímelo, o juro que esta será tu última noche.” 

Mirall rió desaforadamente mientras le decía:

“Te he visto actuar joven mortal, la nobleza de tu alma es evidente, pero en esta ocasión tanta virtud se ha tornado en tu contra, no me harás nada porque el dañarme significaría herir el cuerpo que habito”

Desesperanzado, Iker se encontró ante la más grande disyuntiva de su vida, soltar a Mirall significaría no volver a ver a su hermana nunca más, sin embargo el cumplir su amenaza no solo representaría la salvación de su adorada Tábata sino que implicaría también el manchar sus manos de la sangre de un inocente.

En el momento más álgido de aquella angustiosa vacilación, ocurrió un hecho magnifico, el joven escuchó una dulce melodía que evidentemente solo él podía percibir así como una tierna voz que le musitó palabras llenas de paz.

A pesar que Iker nunca lo sabría, esa noche Sarizin se sintió plena de orgullo y completamente satisfecha porque el muchacho tuvo la entera disposición de escucharle, seguramente él nunca podría atribuirle a ella la participación en la salvación de su alma, pero eso era lo menos importante para su Hada madrina, quien una vez más había sido escuchada por el noble muchacho al sugerirle a Iker el camino a tomar. 

Iker sujetó con más fuerza a Mirall, diciéndole mientras indicaba al sitio en donde venia corriendo Montemayor en dirección a ellos:

“Tienes razón monstruo, a pesar que puedo herirte no lo haré, sin embrago esta noche has visto también actuar a aquel hombre, crees que también  hay en él la piedad necesaria para detener su espada.”

Mirall rió escandalosamente mientras le respondía al joven:

“Aquel soberbio hombre no es más que un simple mortal el cual por supuesto no podrá hacerme ningún daño, no hay nada con lo que puedas amenazarme que me provoque alguna incertidumbre, pronto me reuniré con mis hermanos y tú no volverás a ver jamás a la doncella.”

Como respuesta el que ahora rió fue Iker, quien le respondió a un desconcertado Mirall:

“Por lo que has señalado es más que posible que el anciano a ti no puede dañarte, pero crees que ocurrirá lo mismo con el cuerpo en el que te encuentras.

Yo también he presenciado tus acciones, he visto como has ocupado cada uno de los cuerpos con los que te he enfrentado, oscura criatura.

Piensa entonces en esto con mucho detenimiento, en unos segundos el Coronel sin vacilar privará de la vida a Severo, ¿has ocupado alguna vez el cuerpo de un cadáver?, ¿tienes la certeza que podrás salir de él?, porque de lo que no debes tener ninguna duda es que en cuanto mi amigo haya perdido la vida a manos del Coronel, me encargaré de cerrarle los ojos para que nadie pueda reflejarse en ellos nunca más.”

Mientras Mirall meditaba con terror las palabras del joven, Iker añadió implacablemente:

“Estas dispuesto a pasar una eternidad en un cuerpo que será sepultado,”

Cuando el Coronel se acercó a escasos centímetros, Mirall dijo con tono suplicante:

“Mi horrible destino esta sellado, Mesties Alfur*, te diré lo quieres saber si prometes no dañar a ningún miembro de mi familia.”

Iker asintió mientras Mirall  le dijo:

“Encontrarás a salvo a tu hermana en el cerro de Mitras”

Mirall no pudo decir nada más porque el corazón de Severo Rueda fue cruzado por la espada de Montemayor.

Mientras aquel cuerpo al que se le escapaba la vida yacía tendido, furioso Iker propino un puntapié en el pecho del Coronel Montemayor que lo hizo impactarse contra el piso, entonces el joven Sabatier intentó asistir al recluta Rueda pero lo único que se encontró fue la desesperada mirada de Mirall quien tenía la conciencia que aquel cuerpo sería su eterna prisión.

A pesar que sentía desprecio por aquella criatura que fue la responsable de las muertes del capellán y sus compañeros, en esos momentos Iker no pudo evitar sentir una empatía por la desesperación que aquellos ojos mostraban, sin embargo el joven Sabatier no podía permitir que nadie más sufriera la suerte que Severo Rueda había padecido, así que el muchacho no tuvo más remedio que cerrar aquellos ojos que suplicaban piedad.

Rodolfo Montemayor se había reincorporado e intentó torpemente atacar al joven, pero este evadió los ataques del maduro hombre, hasta que cansado de sus gritos lo desarmó y lo sujeto contra el piso, mientras perdiendo la calma le reclamó no solo por el vil acto que había cometido en ese momento, sino por todas aquellas acciones que nunca se atrevió a reclamar:

“Orgulloso viejo, eres tan o más despreciable incluso que estas monstruosas criaturas, acabaste con la vida de un inocente sin mostrar ningún indicio de  compasión.

Estoy tan cansado de tu vileza, te has aprovechado de tu condición para humillar sin miramientos a otros seres que merecían el mismo respeto que tu,  nos has llamado cobardes, pero es que acaso alguna vez te has preguntado lo que eres tú.”

No he conocido nadie más cobarde que Rodolfo Montemayor, día tras día te has protegido bajo el manto de tu rango para abusar de personas a las que debías guiar, no atemorizar.”

Te has visto en un espejo, no eres más que un anciano al que cualquiera de nosotros podría golpear sin miramientos, pero todos hemos tenido más valor como individuos que tu y hemos respetado tus años y tu rango.

Mezquino senil, todos estos años te has vanagloriado pensando que a tus alumnos les imponía tu fuerza y presencia, ridículo anciano debes saber que todos te han respetado únicamente por una enorme necesidad.

La necesidad de seguir aquí, de no defraudar a sus padres, de cumplir un sueño.

Eres un cobarde Rodolfo Montemayor, el peor de los cobardes, te valiste de tu posición para humillar a los más débiles, sin darte cuenta que no existe ningún valor en ello.

Tenías el conocimiento y la posibilidad de ser el mejor guía pero te dejaste seducir por tu posición para contar con el poder para denostar a aquellos que no tenían ninguna posibilidad de defenderse, podrías haber sido un excelente mentor para cada uno de nosotros, alguien que nos inspirara, no alguien que nos aterrorizara, pudiste ser en verdad un maestro y te conformaste con ser un déspota tirano.”

Entonces el joven lo soltó, dejando al Coronel en el piso, el cual tras unos instantes se reincorporó para gritarle altaneramente en respuesta:

“A dónde vas Sabatier, eres una abominación, un error de dios, tal como esas criaturas, te juro que te cazaré a donde quiera que vayas, no habrá un solo lugar en la Nueva España en el que puedas esconderte de mí.”

Iker regresó hacia donde estaba Montemayor, alzó el puño para asestarle un furioso golpe, pero contuvo toda su ira y con enorme lástima le dijo al oficial:

“El único error de dios es permitir que haya personas como tú que no puede ver el prodigio que es la singularidad que hay en cada individuo.”

Hizo una pausa y luego añadió:

“Voy a rescatar a mi hermana y a cada una de las jóvenes que esos demonios secuestraron, están en el cerro de Mitras, si en verdad hay algo de valor en ti me acompañaras para enfrentar a esas criaturas.”

Montemayor lo vio con desprecio y marchó hacia los cuartos del destacamento.

Durante el resto de la noche Iker siguió las señales que las criaturas habían dejado en su partida, por supuesto se encontraba lleno de terror por tener que enfrentar completamente solo a aquellas criaturas, pero le plantó cara al temor con aplomo hasta apartarlo casi por completo de su corazón.

Para cuando el sol estaba a punto de aparecer, Iker les dio alcance, percatándose  a lo lejos como la guardia evanescente se introducía en una caverna, estuvo a punto de lanzarse al ataque, pero sabía que aquello sería suicida, una acción irracional en la que tendría que matar o morir, si algo el joven no quería era ser como Rodolfo Montemayor, él tenía el valor de respetar la vida incluso la de aquellas criaturas que le parecían despreciables, así que abrió su corazón para meditar un tiempo y encontrar la respuesta a su dilema.

La solución no pudo llegar de inmediato, el alma de Iker Sabatier era un mar de confusiones, como si su alarmante situación no fuera suficiente, seguía resonando en todo su ser lo que le  habían dicho el Coronel Montemayor y la criatura llamada Mirall, ellos lo llamaron demonio, error de dios y Mesties Alfur, lo que el joven más deseaba en ese momento era que se encontrara en ese lugar su madre para que le explicara todo aquello, pero ella estaba desaparecida, el se encontraba completamente solo.

Cuando más desesperado se sintió el joven, su alma escuchó nuevamente aquel amigable susurro que le abrazo tiernamente, Iker se había sentido innecesariamente solo, su Hada Madrina se encontraba a su lado, en ese momento a pesar que no podía verla, la sintió plenamente abriendo la conciencia del joven para que recibiera sin dudas a la Magia, entonces Iker entendió la clase de milagro que él era, supo del Reino Etéreo, de los Elfos, de las Hadas, que aquellas maravillosas criaturas a las que había enfrentado no eran demonios y conoció el significado de Mesties Alfur, comprendiendo porque Mirall lo llamó asi, efectivamente en él había sangre de Elfo, su padre era un mestizo hijo de Elfo y humana y les había transmitido esa singular característica a Iker y a Tábata, eso lo hizo sentirse más cerca de la Magia, más cerca de dios.

Con decisión Iker soltó sus armas, incluso si su plan no funcionaba, no deseaba verse tentado a usarlas, avanzó con precaución hasta el interior de la caverna hasta llegar a una amplia bóveda iluminada en la que lo primero que vio fue la imponente figura de Began en su forma de bestia, a su lado dormía sobre su lomo Marggise, sin embargo no podía hallar por ningún lado a Shaidea y a Stoom, pues en sus formas de sombra y de vapor eran imperceptibles en aquella oscuridad, siguió avanzando por la grutas protegiéndose en la oscuridad, hasta que murmullos de voces femeninas le hicieron tomar la dirección que lo llevó a otra bóveda contigua de menores dimensiones que aquella en la que se encontraban las criaturas, su corazón se aceleró por la esperanza brindada por aquel sonido y cuando por fin tuvo una visión clara su valor fue recompensado pues en dicho lugar no solo se encontraba Tábata sino cada una de las doncellas secuestradas.

Con discreción se acercó hasta ellas haciéndoles un silencioso llamado, las jóvenes mujeres se llenaron de emoción al ver por fin a una persona que pudiera poder fin a su cautiverio, por lo que Iker de inmediato les hizo señas para que la dicha que sentían no se desbordara  advirtiendo a sus captores del conato de escape, el joven se percató que se encontraban todas unidas por una cadena que se hallaba fuertemente sujeta a una de las paredes de la caverna, lamentándose entonces por no haber llevado consigo aunque fuera un pequeño cuchillo que le permitiera forzar aquellos grilletes.

Al comprobar que los eslabones de la cadena no cederían solo con la fuerza de sus manos, Iker optó por no perder más tiempo en aquella imposible tarea y se dirigió hasta el sitio en el que se encontraba su hermana, dándole un fuerte abrazó mientras le cuestionaba cuales eran las intenciones de las criaturas para con ellas, Tábata le musitó al oído:

“Por increíble que parezca, no quieren hacernos daños, solamente tienen una visión retorcida de…”

La explicación de la joven fue suspendida cuando con terror se percató como Shaidea tomaba su forma de sombra solida, para sujetar a Iker del cuello, mientras colocaba una daga en sus costillas a forma de amenaza, interrogando de inmediato al joven:

“Habla o te prometo que te otorgaré una muerte lenta y dolorosa, ¿en dónde está Mirall, qué han hecho con él?”

Sin intimidarse ni siquiera por un momento, el valeroso Iker le respondió a la espectral criatura:

“No hablaré a menos que llames a tus compañeros, puedes matarme si quieres, pero jamás encontraran a Mirall y créeme cuando te digo que el destino que tiene deparado si no lo hayan es el más trágico que pueda haber para el.”

A pesar de no dar crédito a las palabras del joven, finalmente Shaidea llamó al resto de la guardia evanescente, para cuando todos estuvieron frente a Iker, el muchacho les dijo con innegable convicción en su voz:

“Saben que soy un Mesties Alfur, que puedo herirlos e incluso extinguir sus vidas, he vencido a Mirall y lo obligué a ver directamente a los ojos a un gato montés, él está atrapado en el cuerpo del pequeño animal, al cual he apresado en una oscura jaula, la cual se encuentra escondida en estas montañas, sin que nunca nadie la pueda hallar.

No tienen opción, si no quieren que Mirall pase una eternidad atrapado en el cadáver de un gato, tendrán que liberarme y dejar que las doncellas vengan conmigo.”

Margisse emitió un ahogado grito de terror y suplicó a Bagan que evitaran aquel amargo destino para Mirall, así que la bestia tomó su forma homínida y le dijo a Iker Sabatier.

“Debería devorarte sin piedad mortal, pero Mirall ha sido un guía para todos nosotros, lo amamos como se ama a un padre, pero no podemos confiar en ti, que garantía tendremos que nos dirás la localización correcta de nuestro líder, liberaremos a las jóvenes hasta que nos hallas entregado a Mirall.

Sin embargo es lógico pensar que tú tampoco confías en nosotros, así que la única solución es vernos al alba en el arroyo más próximo a la cara occidental de este cerro, tu nos entregaras a Mirall y nosotros te entregaremos a las mujeres, no se hablé más.”

Iker fue liberado y pudo entonces retirarse de la caverna, al encontrarse solos los miembros de la guardia evanescente, Shaidea reclamó airadamente a Bagan el haber accedido a las intenciones del joven, la bestia les reveló sus verdaderas intenciones, entonces la guardia evanescente salió al encuentro de Iker Sabatier.

Al alba para cuando los seres etéreos llegaron al lugar que Iker les había señalado, encontraron a las orillas del lago una caja hecha de madera, Bagan se transformó en bestia mientras ordenó a Marggise que rompiera la caja, de la cual la criatura extrajo a un gato montés, al cual estrechó fuertemente a su pecho para protegerlo, Bagan empezó a buscar por los alrededores al Iker, y al no encontrarlo lanzó un terrible grito de furia cuyo eco resonó por toda la montaña.

Para esos momentos Iker prácticamente había logrado forzar el grillete que unía a la cadena con la roca, las chicas gritaban desesperadas apresurando al joven, mientras Tábata hacia todo lo posible por tranquilizarlas.

Las jóvenes entre lágrimas lograron salir de la cueva, encontrándose cegadas momentáneamente  por la luminosidad que no habían podido percibir en días, detrás de ellas, Iker abandonaba aquella oscura caverna, hasta que lo que era aparentemente su propia sombra, tomó forma corpórea para lanzarse a agredir al muchacho con una daga que portaba en unas de sus manos, la cual se clavó directamente en una de las piernas de joven, provocándole un profuso sangrado.

Al escuchar el grito de su hermano, Tábata intentó regresar a la caverna a auxiliarlo pero su esfuerzo fue vano pues fue arrastrada por la frenética marcha del resto de las jóvenes que buscaban alejarse de ahí, en el interior de la gruta Sabatier había logrado hacerse de una piedra con la cual le propinó un fuerte golpe a Shaidea el cual hizo que la criatura frenara momentáneamente su colérico ataque, entretanto luchaba por reponerse del fuerte impacto, la sombría mujer le dijo al joven con un tono que evidentemente dejaba ver la desesperación que ahora se apoderaba de la criatura.

“Les dije que no podíamos confiar en ti, pero Bagan no creyó que pudieras mentirnos, no puedes ser tan cruel para robarnos a nuestras hijas, que clase de sentimientos albergas que eres capaz de destruir a nuestra familia.”

Mientras tomaba la daga Iker sintió compasión por aquella criatura, comprendiendo que ningún miembro de la guardia evanescente había tenido la intención de dañar a las doncellas, su propósito únicamente era dotar de vástagos a una torcida versión de familia en la que cada uno de ellos jugaba un papel, sin embargo aquello no podía disculpar las graves faltas que habían cometido separando a todas aquellas jóvenes de sus verdaderos padres, ocasionando innumerables muertes de cada uno de los inocentes que intentaron defenderlas, entonces abandonándole aquella compasión le dijo a Shaidea:

“Cada una de ellas tienen una madre que le espera con angustia, un padre y una familia que darían la vida porque ellas volvieran a su verdadero hogar, no te das cuenta que  de quedarse con ustedes les estarían robando su vida.”

La criatura le respondió, totalmente fuera de sí, gritando henchida de furia:

“¡No!, su vida está a mi lado, ellas son mis hijas, lo correcto es que permanezcan por siempre al cuidado de su madre.”

Iker arrojó la daga fuera de la caverna y mostrándose desarmado le dijo a aquella mujer que evidentemente se afligía  con sinceridad por cada una de las doncellas:

“Es fácil para ti decir que todas ellas son tus hijas, más no les muestras realmente amor, si no solo lo haces por ti, si en verdad las amas como una madre ¿por qué quieres condenarlas a una vida de cautiverio entre las sombras?, sin pertenecer a ningún lugar, huyendo por siempre de una jaula a otra, convirtiéndolas tan solo en una desterrada como tú.

¿No sería lo propio en una madre diligente procurar lo mejor para sus vástagos?, incluso a pesar de su propio sufrimiento.”

La sombra viviente permaneció en silencio, inmóvil, contemplando al mortal que la había desafiado, entonces sin más también soltó su arma, dio media vuelta y se perdió como una más de las sombras de la enorme caverna.


Para el atardecer tras una ardua marcha dificultada por la cadena que unía a cada una de las jóvenes, finalmente el exhausto grupo divisó las modestas casas que marcaban el contorno de la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, sin excepción aquel singular contingente suspiro aliviado al sentir la protección de la ciudad tan cerca de ellos, ahí habiendo tenido los instrumentos necesarios y con ayuda de un viejo herrero, Iker Sabatier logró finalmente separar las cadenas que unían a las jóvenes, quienes en ese momento no solo se sintieron física sino espiritualmente liberadas mientras a cada paso que daban dentro de la ciudad se iba desvaneciendo la posibilidad de ser recapturadas por las horribles criaturas que les habían hecho vivir tan enorme suplicio.

Mientras entre lágrimas las jóvenes abrazaron y besaron las mejillas de Iker agradeciendo a su salvador, el muchacho les señalo:

“Quienes no tengan familiares o amigos en la ciudad vayan directamente hasta el edificio que alberga al regimiento del ejército, ahí les prestaran ayuda para llegar a casa.”   

Ninguna de las doncellas se movió, todas observaban a Iker sin musitar palabra alguna, hasta que una de ellas, una hermosa chica de cabello castaño con tonos rojizos, cobró valor y le preguntó al joven:

“No podemos partir a casa, hay una duda que nos atormenta sobremanera, todas presenciamos como esos horribles seres podían tomar el control de las personas, tememos por nuestras familias, puede ser que alguno de ellos se encuentre escondido en nuestro interior y en nuestra ignorancia lo llevemos a casa.”

Iker se acercó hasta la joven, la tomó de la mano y dijo dirigiéndose a todas ellas:

“No debe haber ninguna clase de incertidumbre en ustedes al respecto, el poder de esas criaturas se encontraba limitado por la voluntad del morador, por tanto ninguno de ellos podía tomar el control de mujer alguna, porque la voluntad de toda mujer es indomable.”

La joven apretó fuertemente la mano de Iker, se acercó más hasta el joven Sabatier, tomando con sus manos sus mejillas y propinándole un cariñoso beso en los labios, sin decir nada mas las doncellas se marcharon, dejando a un sonrojado Iker, quien evitó a toda costa encontrarse con la sarcástica mirada de Tábata.

Durante el trayecto a la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, los hermanos Sabatier habían charlado a detalle de todo lo acontecido, motivo por el cual sabían que para ellos no era una posibilidad el regresar al regimiento, entonces con nostalgia y cierta desesperanza, Iker abrazó a su hermana mayor, mientras le decía:

“Nos hemos quedado sin un hogar hermanita, ahora no se que más hacer.”

La joven le besó en la frente y con plena seguridad le dijo a su hermano:

“Abandona toda preocupación, necesitaremos toda tu fuerza y voluntad en la empresa que nos espera, debemos marchar con prontitud a Nueva Vizcaya.”

El chico vio a su hermana con plena incertidumbre, mientras ella intentando responder a aquella inquietud, añadió a forma de explicación:

“Durante mi cautiverio en las Mitras conocí a los Drakes, sé que cuando los veas te simpatizarán tanto como a mí, son unas pequeñas criaturillas voladoras no más grandes que un colibrí, tienen la piel de color azul y su cabello es de fuego, ellas me dijeron lo mismo que a ti te señaló Mirall, que tú y yo somos Meistes Alfur y que ellos como mensajeros de ambos reinos tenían que confiarnos una misión que solo nosotros podíamos llevar a cabo.

Me hablaron de un ave colosal, parecida a una lechuza pero con brazos y piernas, me señalaron que sus enormes ojos eran de un rojo intenso y sus plumas pardas, finalmente me previnieron de la perversidad de la monstruosa criatura que fue también desterrada hace algún tiempo del Reino Etéreo.

Viajó oculta en un barco desde España y desde que llegó a las planicies de Nueva Vizcaya, en su colérica venganza comenzó a raptar a inocentes niños, luego aquellos indefensos no fueron suficientes para sus perversos planes por lo que prosiguió llevándose también a hombres y mujeres, los Drakes me dijeron que en el Reino Etéreo fue llamado Rädsla* pero en España lo nombraron como el Bú,  por supuesto dicha información no sería vital para nosotros si no fuera  porque finalmente me dijeron que hace meses un grupo de soldados de la corona los enfrentó valerosamente, la mayoría fueron ultimados por el brutal monstruo, sin embargo  dentro de los pocos sobrevivientes se encontraban el líder de aquellos hombres y su brava esposa, los cuales fueron raptados también por el temible engendro.”

Tras escuchar aquellas palabras, Iker esbozó una excepcional sonrisa, tomó de la mano a su hermana jalándola con todas sus fuerzas para encaminarla con un rumbo determinado, mientras le decía con gran seguridad:

“Marchamos a Nueva Vizcaya, vamos a cazar al Bú y a recuperar nuestro hogar.”





A Tábata, a Iker y a la ciudad de Monterrey.



6 de diciembre de 2013