Bienvenidos al blog de la novela Para decir adiós: Las dos Princesas,
este espacio es completamente suyo y les agradezco la inmensa gentileza de su
lectura.
El día de ayer envíe los últimos datos (fotografía y currículo
profesional) para que Editorial Endira
culmine con el diseño de la edición y por fin tras una larga espera Las dos
Princesas pueda enviarse a la imprenta, lo cual me llena de alegría porque me
acerca cada vez más a la consecución de ese perseguido anhelo de tenerla por
fin en mis manos.
En otras ocasiones les he platicado que dentro de la serie de novelas de
Para decir adiós, he tratado de incluir a personajes y criaturas mitológicas no
tan difundidas como las del panteón nórdico o greco romano, ambas tan usadas en
infinidad de medios, por lo que me he decantado por incluir en mi narración a
personajes más cercanos a mi cultura mestiza, como lo son las diversas mitologías
provenientes de la península ibérica.
En este caso particular quiero hablarles de personajes que con sus
variaciones propias de cada región son compartidos por las mitologías Gallega y
Asturiana, se trata de las Mouros.
Para la cultura gallega los Mouros son personas que viven ocultas de la
vista de los seres humanos, habitando en el subsuelo, en ciudades construidas
en enormes túneles bajo el campo de Galicia, esta característica no era solo una
circunstancia dada por su deseo de permanecer separados de la humanidad, sino
principalmente por su principal labor que era la minería, ellos se dedicaban a
la extracción del oro y otros minerales.
Para los habitantes antiguos de Galicia, los Mouros eran considerados un
pueblos pagano, y como una característica distintiva que los diferenciara de
los habitantes naturales se les veía como individuos de piel oscura, sin
embargo esto era considerado únicamente para los varones, toda vez que las Mouras,
a quienes se les consideraba diestras en la hechicería y todas de una belleza
sin igual, eran de tez blanca, ojos azules y pelirrojas y acostumbraban bañarse en los arroyos.
A pesar de vivir distanciados de los seres humanos, se les considera un
pueblo benigno que comerciaba con algunos hombres que consideraba dignos,
pactando en el intercambio que jamás podría revelarse el origen del oro que se
les estaba entregando como pago.
Para los ingenuos que quebrantaban el pacto realizado en el “contrato”
de compraventa con los Mouros, una desagradable sorpresa se les hacía presente
puesto que su oro se convertiría en carbón como castigo a su imprudencia.
Físicamente, con la salvedad ya expresada, el pueblo Mouro, es concebido
sin diferencia de un ser humano normal, incluso en sus necesidades, gustos y
costumbres.
A diferencia en la mitología asturiana los Mouros gozaban de mayores poderes mágicos y se
les atribuía ser los constructores de los dólmenes y los castros, aquí el trato
con los hombres es mucho menor considerando que solo compartían con los Asturianos
en la noche de San Xuan.
Como podrán ver en el oficio o
costumbres entre los Mouros y los pueblos de enanos de la mitología Escandiva hay
una similitud, toda vez que ambos viven en túneles, son mineros y desconfían de
los seres humanos, esta similitud la utilicé en mi novela para tener a los
Mouros como los más diestros habitantes del Reino Etéreo en el arte de la
metalurgia, incluso señalo que dada la desconfianza que tenían hacia los otros
pueblos del reino emigraron hacia Smrt (nuestro planeta tierra) para vivir en
el subsuelo.
Con la inclusión de los Mouros también logré
algo que me preocupaba en el tema de la inclusión. En mis historias las hadas
son de tez clara, entre ellas hay algunas de facciones orientales según la zona
donde viven y los Elfos son de piel morena.
Sin embargo de tal manera parecería que
en el Reino Etéreo no habría individuos de tez negra, aclaro algo al respecto:
Soy un enemigo de la inclusión forzada en
la narración, es decir a últimas fechas parecería que es una regla no escrita
el incluir personajes de tez morena, negra o de preferencia sexual LBGT únicamente
por cumplir con un requisito de integración.
Por supuesto la integración y
tolerancia no solo está bien sino que es indispensable para un mundo mejor,
pero considero que para los narradores de historias sus obras deben ser tal
como las concibieron y no incluir aspectos solo por cumplir con los
requerimientos considerados actualmente como de “mente abierta” o “liberales”.
De tal forma me molesta el que
personajes que son concebidos originalmente por su autor de determinada forma,
ahora sean modificados por esa hipócrita idea de “inclusión”.
Sabían que dos de los candidatos más
fuertes para sustituir a Daniel Craig como James Bond, son Idris Elba (de tez
negra) y Gillian Anderson (la Scully de X-Files).
Idirs Elba me parece un excelente actor
y da muy bien con el rol de tipo rudo, pero Ian Fleming concibió a su agente
como un hombre ingles de tez blanca, por otra parte Gillian Anderson me parece
una mujer hermosa y me encantó su actuación en serie de Hannibal, pero no es
inglesa y el agente no es “Jane Bond” ¿existe
alguna necesidad de cambiar la concepción original del personaje?.
De igual forma no imagino al Príncipe
de Bal Air (en México el Príncipe del rap) protagonizado por Ashton Kutcher o cualquier
otro cómico blanco.
Sin embargo a pesar de lo que comento,
tampoco quería caer en el síndrome “Starwars” en el cual durante su primera película
pareciera que en toda la galaxia, ¡toda la galaxia!, solo existían hombres de
tez blanca.
Eso fue lo que pensé respecto a mi
obra, en ella el Reino Etéreo es quizá más grande el mundo terrenal, por lo que
sería ilógico pensar que en él no
existieran individuos de tez negra.
Fue como de tal manera a “mis” Mouros
los concebí como seres de tez oscura, cabe aclarar que tengo claro que
originalmente en la concepción Asturiana y Gallega no es así, dado que tratándose
en ambas regiones de personas de tez blanca, lo que para ellos era una piel
oscura seguramente se refería a la piel morena como la de los pueblos de medio
oriente o de Latinoamérica.
A las Mouras si las he conservado tal
cual, blancas de ojos azules y pelirrojas, de no ser así aquí la variación hubiera
sido mayor y además quería tener la posibilidad de tener algún personaje que físicamente
luciera como Ariel, Mérida o uno de mis personajes favoritos de cómic, la hermosísima
Mary Jane del cómic de Spiderman y mi amor de la niñez.
Hola! Estuve buscando donde escribirte y veo que no tienes link de contacto. Necesito un mail para enviarte mis libros.
ResponderBorrarBesos