Muchas
gracias a todos los amigos que me brindaron su apoyo en un incidente
relacionado con mi perfil de G+, que ahora ya no tiene mayor importancia, han
sido muy amables con su solidaridad.
También
agradezco de todo corazón a los que están hoy visitando este espacio y
regalándome unos minutos de su día para leer mis publicaciones, todos ustedes
dan sentido a este blog.
En
México, desconozco si ocurre lo mismo en otros países de hispano América,
siempre se ha menospreciado a la historieta, no solo considerándola como algo
reservado a los niños, sino también como objetos vulgares que son leídos por
las clases más populares y menos educadas.
Para
los mexicanos, lo anterior se agrava si se trata de historietas creadas en el
propio México, entonces son llamados subproductos que incitan al machismo y a
la violencia y sus lectores son denominados indebidamente “analfabetos
funcionales”, incluso algunos “intelectuales” se refieren a los productos
mexicanos como la “peor historieta del mundo”.
Lo señalado desgraciadamente no solo ocurre con la historieta sino
también con otras expresiones artísticas, sobre todo con la música.
Para
muchos connacionales la música mexicana, llámese ranchera, banda, corrido,
grupera, es denominada música naca, adjetivo que en México se identifica con lo
popular, lo nacional, lo pobre y lo inculto, peyorativo que curiosamente es
usado por todas las clases sociales para denominar a quien en la pirámide de la
estructura social se encuentra por debajo de él.
Para
los poquísimos mulltimillonarios todos en el resto del país somos nacos, para
los de clase alta somos nacos todos los que pertenecemos a la clase media,
estrato social para el cual es naco el “pobre”, para los de menos recursos
económicos el que es naco es el indígena, como podrán ver se trata de una
cadena de discriminación y podredumbre humana.
En
mi particular punto de vista uno de los más grandes problemas de nuestra
idiosincrasia es la falta de orgullo por quienes somos, reza una frase usada
aquí:
“El
rock es cultura”
De
igual forma se consideran cultos el jazz, blues, soul y demás creaciones
anglosajonas, pero jamás podrán ser consideradas de tal forma creaciones
netamente mexicanas como lo son las canciones norteñas, rancheras y de cumbias.
Lo
anteriormente dicho queda perfectamente manifestado y de mejor forma a lo que
yo puedo decir, en la letra de una de las canciones de uno de mis grupos favoritos,
“Café Tacuba” el cual es un ejemplo de orgullo a las raíces mexicanas y el cual
comprueba que la música es simplemente eso mas allá de etiquetarla con géneros,
la melodía en cuestión se llama “El fin de la infancia” y entre otras cosas
dice:
La gente
dice que el baile,
solo
es una diversión,
y
artistas extranjeros,
se
llevan la comisión,
hoy
quitaré el miedo,
a
sentirme en la vanguardia,
sin
tener que ir a New York,
para
ver allá que pasa.
Y
bailando caballito con la banda cafecitos, como no lo va a lograr?
Y
bailando caballito con la banda cafecitos, como no lo van a respetar?
Para
que tirar la piedra,
no
estoy libre de pecado,
con
todos los mestizos,
también
me maleducaron,
porque
ya estoy grandecito,
para
decidir mi vida,
quinientos
años frustrados,
creo
que ya fue gran medida
Y
bailando caballito con la banda cafecitos, como no lo va a lograr?
Y
bailando caballito con la banda cafecitos, como no lo van a respetar?
Seremos
capaces de bailar por nuestra cuenta?
seremos
capaces de bailar?
Seremos
capaces de pensar por nuestra cuenta?
seremos
capaces de pensar?
basta
ya de interrogar !
basta
ya de interrogar !
El
baile del caballito fue desarrollado por varios grupos de música norteña, creando un subgénero con un muy peculiar
estilo de baile, es decir era algo netamente mexicano, sin embargo como todo lo
netamente mexicano para muchos intelectuales se trataba solamente de música
vulgar, corriente y solo para nacos, desgraciadamente siempre habrá quien siga
diciendo despectivamente:
“La
moda nace en parís y muere en México”
Regreso
a los cómics que fueron el origen de esta charla, en ellos son ampliamente
despreciados los productos nacionales, incluso los que hicieron época y a los
cuales me he referido en otras ocasiones aquí tal como lo son Kalimán y Fantomas,
pero de entre todos esos sufridos parias hubo uno que fue más perseguido y
señalado, curiosamente fue también el más longevo, llegando a publicarse
ininterrumpidamente por más de 35 años, se trata de “El libro vaquero”.
Por
el estigma antes señalado “El libro vaquero” es sinónimo de literatura barata,
guiones planos e historias repetitivas y vulgares, es decir el epitome de toda
la lectura de los “analfabetos
funcionales”, sin considerar por otro lado que se trata de un fenómeno cultural
digno de estudio que bien podría servir para llevar la lectura a más personas.
Mi
encuentro con el libro vaquero fue a muy temprana edad, en ese entonces la
publicación aún no tenía todo el contenido erótico que tuvo al final de su
existencia mientras era sobrecargado de sexo intentando sobrevivir a la
extinción del medio.
Para
mí siempre el cómic fue cualquier arte secuencial que se expresará en viñetas
sin importar si estaba hecho en México, Japón, Francia o Estados Unidos. Esos
dibujos con guiones siempre fueron mi pasión y por tanto cualquier historia que
caía en mis manos era devorada por mí con mucho gusto, así que durante un
tiempo en el que nos mudamos de la ciudad de México hacía Tonalá Chiapas cuando
yo cursaba el segundo año de primaria, mis lecturas principales dejaron de ser
el Hombre araña, los vengadores y los cuatro fantásticos, para comenzar a leer
Kalimán, Lágrimas y risas y por supuesto el Libro vaquero.
Sin
lugar a dudas el susodicho Libro vaquero tenía sus deficiencias pero también
encerraba ciertas virtudes que sus detractores se niegan a ver. Entre los
puntos que ahora como un adulto que ha leído más de lo que lo había hecho aquel
niño de siete años, puedo citar como negativos el que seguramente las historias
eran simples, los guiones no estaban del todo trabajados y que incluso el
dibujo no era todo lo detallado que la intrínseca calidad de sus creadores
podía dar, sin embargo ante ello hay que tomar en cuenta que era una
publicación semanal y puedo asegurarles con conocimiento porque he intentado
hacer un cómic, que realizar uno en tan solo una semana es una tarea titánica
en la que difícilmente podrás entregar un producto en el que explotes al cien
por ciento las cualidades que puedas tener.
Por
otra parte y como sus puntos fuertes puedo señalar que en esa época era un
medio sano de diversión que explotaba virtudes como el honor y la lealtad en
sus protagonistas, en ellos no se hacía apología a la delincuencia tal y como
ahora se hace con las narco novelas que han inundado el medio televisivo, el
erotismo que incluían era más que nada sugerido y sobre todo resultaba una
introducción a la lectura, la cual como ningún otro medio impreso llegaba a
millones de personas que no suelen leer nada más.
En
lo personal soy un ferviente creyente de que es mejor leer algo a no leer nada
y que si has leído una novela ligera tienes muchas más probabilidades de poco a
poco interesarte por una lectura más profunda, sin embargo los opositores de
estos medios de expresión señalan que no basta leer sino que hay leer con
calidad, haciendo la analogía de la desventaja de comer productos chatarra
frente a una nutritiva y balanceada comida, utilizando su propia comparación yo
les diría que es mejor comer algo a estar en inanición.
Puedo
asegurarles por mi propia experiencia, que dichas historietas me ayudaron a
aprender a leer, incluso acrecentaron mi vocabulario y que fueron la perfecta
introducción para pasar a la lectura sin imágenes.
Para
la mala fortuna de los vaqueros, Apaches, Cherockees y bellas bailarinas de Can
Can que poblaban al libro vaquero, las crisis económicas y los adelantos
tecnológicos resultaron ser los peores enemigos a enfrentar, pasando de un
extraordinario tiraje de un millón de ejemplares semanales, a cuatrocientos mil,
luego a cien mil hasta llegar a una cantidad que ya no lo hacía un negocio
viable.
En
ese trayecto la publicación sufrió no solo la merma en sus ventas sino también
en su calidad, sus defectos se hicieron más evidentes, al tratar de combatir a
un terrible enemigo con la estrategia inadecuada, los editores pensaron que la
respuesta estaba en acrecentar la carga erótica de la publicación con lo que
únicamente consiguieron que dejara de ser un producto familiar que un padre
podía llevar con toda confianza a casa, de tal manera su público se fue
haciendo menor hasta que el libro vaquero termino desahuciado.
Es
un error creer que lo popular es sinónimo de poca calidad, pero creo que eso da
mucha tela de donde cortar y espero que me acompañen en un artículo futuro para
charlar sobre eso.
Muchas
gracias por acompañarme, para terminar solo quiero hacer una mención especial a
los dibujos del extraordinario ilustrador Jorge Aviña, aún cuando la revista
descendía dramáticamente en la calidad de su contenido, las portadas realizadas
por Don Jorge nunca dejaron de ser fabulosas.
Posiblemente haya quien encuentre
a las mujeres que ahí se presentan demasiado exuberantes, puede que incluso
digan que dichas portadas puedan ser misóginas, yo solo sé que las valerosas
chicas que el señor Aviña dibuja me encantan.
Saludos.
Pueden
encontrar más ilustraciones de este enorme dibujante mexicano en su página
personal.
Pues que te voy a decir , yo no he leído esos libros. Pero por lo que cuentas eran historias de vaqueros. Los dibujos y viñetas están muy bien realizados y el artista que los hizo era un buen dibujante. Muchos deseariían dibujar así. Un abrazo
ResponderBorrarMuchas gracias por la cortesía de tu generosa visita, como bien dices los dibujos, sobre todo las portadas, son realizadas por un dibujante fenomenal. Saludos
BorrarMe alegra que todo se haya solucionado. Un abrazo.
ResponderBorrarMuchas gracias, afortunadamente todo quedo en un susto momentáneo, sigo sin saber exactamente que pasó pero eso ya ni importa, nuevamente gracias por tu atención.
BorrarAdemás pasó a la historia pese a quien le pese
ResponderBorrarY sin lugar a dudas era mucho mejor que los sensacionales, gracias por visitarme carnalito saludos a las pequeñitas.
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