Buen día, me complace
saludarlos y agradecerles nuevamente la lectura de mi novela, Para decir adiós:
Las dos Princesas, hoy haré una pausa a la publicación de los capítulos para
charlar de un tema que me ha alarmado.
Además de la incipiente
carrera como escritor, mi profesión, la cual por lo pronto ocupa la mayor parte
de mi tiempo y paga las cuentas básicas, es ser abogado, platico lo anterior
porque para lo que hoy quiero charlarles partiré de la definición más básica que
en las aulas se nos enseña para definir a la justicia.
“Dar
a cada quien lo que merece.”
En resumidas cuentas lo
anterior se traduce como: Es justo otorgar un castigo o pena a aquel que se lo
ha ganado a través de sus actos.
El gran problema del
derecho, más allá de la moral natural, es que a alguien, o algunos, les toca definir qué es lo que cada cual
merece.
De ahí radica mi gran
decepción con la ley y el derecho, puesto que al final de cuentas puede ser
convertido en uno de los instrumentos
para que aquellos que ostentan el poder, político y económico, sigan con él.
Tal como ocurre con la
historia, la ley es escrita por los que ganan, es definida por el grupo
dirigente y en atención a sus muy particulares intereses.
Sin embargo y a pesar de
ello, creo que la ciencia jurídica, incluso más allá que cualquier otra
ciencia, es la que nos separa del resto de los animales y por lo mismo es la
que ha permitido el desarrollo de la humanidad.
Ningún avance tecnológico o científico
hubiera podido organizarse en una sociedad sin reglas básicas, es decir en la
barbarie.
De surgir como un conjunto
de normas divinas señaladas por “dios” a través de sus representantes
terrenales, la ley pasó a ser fijada por un solo individuo hasta finalmente
establecerse en instrumentos elaborados colectivamente por representantes
ciudadanos que incluso deben plasmar en ellos máximas universales aceptadas
mundialmente como derechos básicos y naturales del individuo.
No se asusten, esto no va de
una clase técnica de derecho.
Tal como ocurre con las
normas jurídicas, creo que la democracia no es lo ideal, pero por lo pronto es
lo mejor que tenemos.
George Bernard Shaw, una de las mentes más brillantes
del siglo pasado, señaló dos pensamientos demoledores al respecto:
“La democracia es el proceso
que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos.”
“La democracia sustituye el
nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección hecha merced a
una mayoría incompetente.”
En México esas frases se
aplican a la perfección, tal como lo
hace el concepto básico de justicia, puesto
que este pueblo auto victimizado que prefiere culpar al “diabólico” gobierno de
todos nuestros males, tiene únicamente lo que en realidad se merece.
Va un ejemplo muy claro de
lo anterior:
En mi estado natal, Chiapas,
allá por el año 2000, venía el cambio de gobierno, los candidatos eran por el
oficial PRI, un tipo timorato y medroso, por una alianza opositora, un bravucón
salido también del PRI, quien al no haber sido ungido con la candidatura
oficial, renegó de sus antiguos aliados y se hizo pasar por disidente.
El meollo del asunto no es el
cambio de partido, sino que al sujeto en cuestión en el transcurso de la
campaña electoral, se le demostró haber falsificado su título profesional, con
lo cual anteriormente a dicha campaña había ocupado indebidamente un cargo que exigía constitucionalmente ser para su ejercicio un licenciado en
derecho.
De inmediato la ciudadanía, catalogó
aquello como “pecata minuta”, minimizando el inmoral y delictivo acto de Pablo
Salazar Mendiguchía, señalando que para ser gobernador no se necesitaba ser
abogado, el falso abogado de inmediato se victimizó señalando que todo aquello
eran argucias del partido oficial.
Al final los borregos
chiapanecos se volcaron a las urnas para votar por el “disidente” falsificador,
teniendo como resultado seis años de un pésimo gobierno en el que los recursos públicos
fueron dilapidados.
Llego 2006 y con ellos una
nueva elección para elegir gobernador, nuevamente había un candidato del PRI oficial,
un tipo prepotente ligado a los más
viejos vicios del poder, por otro lado por parte de una alianza opositora,
nuevamente un disidente del PRI que al no ser ungido con la candidatura
oficial, abandonó al partido que lo vio crecer, nuevamente y como si la terrorífica
historia se repitiera, su traición no era el punto a discusión, sino que era públicamente
sabido que Juan Sabines Guerrero, es un adicto a las drogas, incluso los
contendientes le retaron a pruebas de antidoping a las que el por supuesto se
negó.
De nueva cuenta la población
chiapaneca fue mansamente a votar por su candidato rebelde y por desgracia el
resultado fue peor que el acontecido antes, uno de los gobiernos más desastrosos
de los que Chiapas tenga memoria, abusos de poder, desvío de recursos,
endeudamiento del estado y todo aquello perpetrado por una banda de adictos. –Pueden
creer que actualmente dicho sujeto en vez de estar en prisión es el cónsul del
gobierno mexicano en Orlando, Florida-
Lo lógico sería pensar que
el sufrido pueblo Chiapaneco aprendió su lección, les estoy hablando del estado
más pobre de México, del que cuenta con los mas deficientes servicios de salud
y educativos, pero por increíble que les pueda parecer no fue así, cuanta
sabiduría había en tus palabras Bernard Shaw.
En 2012, los candidatos
fueron; por el partido oficial un jovencísimo candidato venido del partido
yuppie verde ecologista y por la coalición opositora una candidata que acababá
de renunciar al PRI por no ser ungida con la candidatura oficial, aquí las
pocas voces inteligentes advirtieron sobre la inexperiencia y frivolidad del candidato
oficial, el cual había llegado a Chiapas ex profeso a ocupar cargos públicos
legislativos que le permitieran ir
construyendo una carrera con miras a la gubernatura, sin embargo se trata de un
tipo sin arraigo, frívolo y sin experiencia en la administración pública.
Es posible que no lo crean,
pero el superfluo candidato, que se vendió a sí mismo en su publicidad como “El
güero” (es decir, el rubio) bailando en los eventos políticos entre una población
mayoritariamente de tez oscura, fue quien resultó electo.
A cuatro años las
consecuencias son palpables, un gobierno desastroso que tiene hundido a Chiapas
en una crisis de la cual pasarán décadas antes de que pueda volver a ponerse de
pie, simplemente en mi estado actualmente no hay gobierno.
Esta historia se repite en
todo México y en cada caso podemos detectar plenamente a los culpables y observar cómo son siempre
los mismos, los villanos de esta historia no visten lujosos trajes y se sientan
en cómodas oficinas climatizadas, ellos se cuentan por cientos de miles y
trabajan de sol a sol para mal alimentar a sus familias.
Los culpables evidentemente
somos los ciudadanos que nos hemos permitido llegar a tales consecuencias, los
cuales comprando espejitos volvemos a vender cada seis años nuestro futuro.
Muchos de ustedes podrán
pensar que en los casos descritos con anterioridad se votó por el menos malo,
pero eso sería engañarse y caer en una victimización y autocomplacencia, puesto
que en cada elección hubo más opciones, existió la posibilidad de votar por uno
de los candidatos de los llamados partidos pequeños, en cada caso era nuestra
responsabilidad investigar quien entre ellos era el mejor y haberle otorgado
nuestro voto.
Este domingo, una periodista
reveló que en la tesis presentada en la universidad por Enrique Peña Nieto,
actual presidente de México, se plagió más de un 20 % de su contenido, lo que
de inmediato ha sido minimizado, demostrando que aquí la corrupción es algo
cultural, es algo penosamente arraigado.
Muchos minimizan lo anterior
a través de memes, denostando la nota
con expresiones como:
“Equipo de investigación periodístico
revela que el presidente de adolescente se robó un beso”
“Equipo de investigación periodístico
revela que el presidente cuando era niño quedó a deber un refresco”
Señalando que el plagio
presidencial no es en realidad un acto grave y que fue realizado por un
inocente muchacho en su época estudiantil.
En México gustamos de creer
que nuestra condición está fijada por un negro y ancestral destino, que somos
inocentes víctimas de los demonios disfrazados de políticos que nos
atormentaran por siempre, sin darnos cuenta que nosotros mismos somos quienes
nos hemos convertido en un escuadrón suicida.
Realmente creo que el planeta está abrigado con ese pensamiento o ese sentir, nuestra inconsciencia es tal que seguimos sumergidos en la misma obra.
ResponderBorrarTienes razón, creo que es más un problema mundial que algo que ocurra en un solo país, muchas gracia por tomarte el tiempo para comentar. Saludos
BorrarMe temo que el tema sobre el que reflexionas no es solo un problema de México, es universal. Si te contara lo que sucede en España... En fin, hace años que pienso que los políticos no son la enfermedad, sino el síntoma. Una clase política corrupta, vacua, intolerante, incompetente es el síntoma de una sociedad enferma. Es ilusorio, aunque pueda reconfortar, pensar que todo lo malo que sucede es por culpa de unos cuantos que se dedican a la política, como si antes de dedicarse tuvieran que pasar por una máquina que transforme ciudadanos honrados e íntegros en malvados. Saludos!
ResponderBorrarDesgraciadamente tienes toda la razón en decir que es un problema universal, tal como lo señalas muchos de esos políticos antes eran ciudadanos que se quejaban de los políticos que en ese momento tenían el poder, tal parece que ser más na condición humano que algo limitado a un grupo especifico, saludos.
BorrarHola J.F. Domingez no me había Percatado de que vivías en uno de los estado mas pobres de la República, y sobre lo que has descrito, bueno tienes razón somo culpables de nuestro destino, elegimos, paro de verdad elegimos, no lo creo. no creo que hayamos elegido a nuestro presidente o puede que si y este equivocado ya que la influencia de los medios masivos comunicación, es grande donde la mayoría de la población no tiene el juicio o el criterio para elegir a sus gobernantes, en la cual me incluyo. Bueno para que mi comentario no suene peslamentablemente estamos educados bajo la conducta de la ignorancia y sin darnos cuenta no hemos estado Autodestruyendo al no tomar con responsabilidad las decisiones importantes del país cayendo en Malinchismo(AutoDesprecio) y la nula importancia hacia nosotros mismo y los demás tomando Decisiones funestas que en vez de aportar para el bienestar común termina en una desgracia. Nuestra responsabilidad es de actuar para hace algo contra ese mal, llámese Políticos o Ignorancia, siempre y cuando ellos quieran dejarla si no que vivan segado en ella, no hay remedio son caso perdido. Lamentablemente es uno de los males que muchos mexicanos padecen en vez de darle importancia a cosos mas importante como es la Política y que hacen nuestros gobernantes en el poder le ponen mas atención a el entretenimiento mediocre como el fútbol, los chismes de las estrellas, etc. Tienes razón somos un escuadrón suicida en cual no se da cuenta al destino hacia donde se dirije, al la ruina.
ResponderBorrarMuchas gracias por la visita y por tu comentario, efectivamente que un gran porcentaje de mexicanos no votamos por Peña Nieto, pero la gran mayoría se dejó convencer la publicidad, incluso y por absurdo que pueda sonar escuché a una señora decir que había votado por el porque estaba muy guapo, más allá del mal gusto de la señora, me daban ganas de decirle que lo había elegido como su presidente no como su novio. Saludos.
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