Muchas gracias a cada uno de los que me
hacen el honor de visitar el blog de mi novela, ustedes son tan generosos en
regalarme parte de su tiempo para leer mis narraciones y también dar “me gusta”
y “+1” en redes sociales, estoy en verdad agradecido.
Como les comentaba en la entrada
titulada “El león rampante en el maizal” a los mexicanos se nos enseña a
aborrecer la herencia española que también nos da forma como nación, yo crecí
con esa cultura y fue hasta medida que fui creciendo y madurando como persona
que pude ir dejando atrás esa pesada carga de rencor histórico.
Parte de esa reconciliación se ha dado
en mi a través de la escritura, un proyecto de historieta que he tratado de
emprender desde hace tiempo llamado “Crónicas del Reino perdido” trata
precisamente de esa unión, así también Para decir adiós, está protagonizada por
muchos mitos del folclore ibérico, uno de ellos es el que quiero presentarles
hoy, el Ojáncano u Ojáncanu.
Dicha criatura salvaje es una especie de ogro ciclópeo de la
tradición cántabra, de tamaño descomunal, de forma parecida a la de un ser
humano pero con el pelo sumamente áspero como el de un cerdo salvaje y de un
rojo intenso, su rostro se encuentra cubierto por un tupido bigote y larguísima
barba, también de color rojo.
Sus cabellos y barba son tan largos que
le cubren completamente su cuerpo desnudo, su hábitat son enormes cuevas
situadas en las montañas aledañas a los bosques, desde su hogar a veces lanza
enormes piedras a los viajeros o a otros ojáncanos, por lo que en el folclore
se cree que son ellos quienes en sus luchas han dado formación a algunos riscos
y pequeñas cumbres.
Es un ser principalmente maligno que se
dedica a talar árboles, cegar fuentes,
robar ovejas y jóvenes pastoras, destruir puentes, matar gallinas y vacas,
abrir simas y barrancos, hurtar imágenes en las iglesias además, de sembrar entre los lugareños el rencor, la
soberbia, la envidia y el hurto.
Tiene el don de la metamorfosis, y
puede adoptar varias formas para hacer daño.
Para defenderse de él, solo puede
hacerse a través de su único punto débil. De entre toda su áspera y roja melena
el Ojáncano tiene un único pelo níveo, el cual al ser arrancado se lleva con el
toda su fortaleza.
Su principal enemigo son las anjanas (hadas)
puesto que en donde las hadas
llevan afecto y humildad, el
Ojáncano pone rencor y soberbia.
En Para decir adiós: Las dos Princesas,
uno de los peligros más grandes que enfrentan Löria y Montserrat es al más
salvaje de los Ojáncanos.
Les comparto un breve fragmento de la
batalla contra dicho ser, que inicia con un dicho Cántabro.
“Ojalá te quedes ciegu
Ojáncanu malnacíu
Pa arrancarte el pelo blancu
Y te mueras maldecíu”
Basati, entre risas y gruñidos le dijo:
“Así que conoces los viejos dichos de las abuelas de Cantabria, no
sabes cómo me llena de regocijo el que la anjana sepa que terminará en el
estomago de un Ojáncanu”
Mientras empuñaba fuertemente sus
armas, la Princesa le respondió desafiante:
“Lo único claro es que te cansaste de
robar borregos, gallinas y atemorizar doncellas, estas fuera de lugar Ojáncanu,
me llenará de regocijo mandarte dando tumbos hasta el Reino de Navarra.”
Muy interesante, me a encantado.
ResponderBorrarGracias por comentar, que bueno que te ha gustado, la mitología ibérica esta llena de mitos interesantes, espero pronto poder compartir otros más.
BorrarMuy interesante, me a encantado.
ResponderBorrarMuchas gracias
BorrarAmigo J. F Dominguez gracias por esta historia, realmente es increible que a esos seres tan malignos solo se les pueda dominar con un cabello que que al arrancarlo queda sin fuerza ni poder.....Gracias por tan lindo y magico mundo.
ResponderBorrarGracias por comentar Shai Soul, otra versión del mito dice que pueden morir se les cae encima un sapo volador.
BorrarInteresante texto. Siempre es de agradecer que las personas se abran a ideas distintas de las impuestas desde pequeños. Yo no estoy orgulloso de la colonización de España, pero si algo no quiero es que se puedan romper lazos con gente que siempre tiene cosas que enseñarnos. Un saludo desde España.
ResponderBorrarMuchas gracias por comentar. En lo personal crecí en una familia que me educó en un marco de total tolerancia pero en general en México aún tenemos muchos traumas respecto a la colonización, sin la cual - a pesar de lo sangrienta que fue- nostros los mexicanos no existiriamos. Va un afectuoso saludo hasta España.
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