Muy bueno días muchas
gracias por estar nuevamente de visita en el blog de Para decir adiós: Las dos
Princesas, novela respecto a la cual sigo sin noticias de Endira Editorial, por
lo que desgraciadamente creo que será prácticamente imposible poder tenerla
lista en el transcurso de septiembre, espero que este sea el ultimo retraso y a
más tardar en octubre la novela pueda estar por fin en aparadores.
Uno de los más grandes
orgullos literarios de México, lo fue Carlos Fuentes, el cual como una mente
ilustre no solo se limitó a plasmar las ideas de su prospera imaginación, sino
que en numerosas ocasiones su pluma dejo ver una crítica feroz a la sociedad y
la política mexicana, es respecto a esta ultima que acuñó una frase inmortal.
“La política en México es el
arte de tragar sapos sin hacer gestos.”
Al llegar al ideario popular
la frase ha tomado un tenor un poco más vulgar, siendo ahora mencionada también
como.
“La política es el arte de
comer mierda sin hacer gestos.”
En ambas versiones se
refiere a lo mismo, para llegar lejos en la política mexicana, en numerables
ocasiones tendrás que dejar atrás tu dignidad y orgullo para soportar el amargo
trago de la humillación, el mal trato, la derrota y las vejaciones.
Para los políticos mexicanos,
si son disciplinados y “tragan sapos” estoicamente, la vida les dará la
posibilidad de la revancha, otorgándoles el poder necesario para en su momento
poder convertirse en los nuevos victimarios que les llenaran el buche de
batracios a otros “políticos”.
Esta enseñanza, la cual por
supuesto Fuentes describía como un muy fino insulto, pasa de generación en
generación de los nuevos políticos, los que además de practicar la lisonja, usualmente
aguantan cualquier trato despótico con tal de ocupar un puesto.
En Chiapas hace poco se dio
un ejemplo que clarifica lo anterior, en un arrebato de furia, el actual
gobernador, Manuel Velasco, propinó una bofetada a un colaborador suyo, dicho
acto fue realizado en un acto público ante cientos de personas, de las cuales
una de ellas lo grabó en vídeo y lo hizo del dominio popular.
En el colmo de frivolidad
que impera en este Estado, días después en un nuevo acto público, el Gobernador
llamó a su colaborador a quien le pidió una disculpa y le pidió que le
propinara una cachetada delante de toda la gente, el empleado ahora simuló
pegarle al político ante la risa de los presentes, meses después tan deplorable
sujeto fue nombrado titular de la Secretaria Particular del Gobernador.
El indigno joven tragó sapos
y logró su vil cometido.
Desgraciadamente lo anterior
ha permeado más allá del ámbito político instalándose en la cultura del
mexicano, haciendo socialmente tolerable el despotismo patronal o el instaurado
por cualquier figura de autoridad.
En mis años universitarios
conocí a un maestro que humillaba a sus alumnos, al grado de llamar prostitutas
a todas las mujeres que estaban en su clase y poniendo sobrenombres a
cualquiera del que quisiera burlarse, jamás olvidaré cuando nos advirtió:
¿Si alguien quiere quejarse
de mi forma de tratarlos deberá hacerlo con el titular del departamento de
anatomía y el titular del departamento soy yo?
Por supuesto ninguno de
nosotros realizó una queja del trato al que fuimos sometidos por el tiránico
instructor, quien llegó al grado de maltratar físicamente a algunos compañeros.
Él se ufanaba de ser el
filtro que separaba a los buenos médicos de los aspirantes a médicos, recuerdo
que en ese tiempo me pregunté ¿De qué
tamaño era la aspiración de mis compañeros por llegar a ser médicos, que permitían
aquellas humillaciones?
Por mi parte a escasos
cuatro meses, opté por hablar con mis padres para anunciarles lo que yo sabía
de antemano, aquella no era mi vocación y no pasaría mi vida haciendo algo que
no me gustaba, afortunadamente conté con su apoyo con la única condición de
terminar todo el primer año.
En el transcurso de ese año,
vi como varios compañeros –los cuales tenían la capacidad necesaria- fueron
dejando atrás su aspiración de convertirse en médicos al no tolerar el trato
inhumano al que éramos sometidos por el remedo de maestro llamado Ramiro
Montemayor.
Entre ellos recuerdo a un
compañero que sobresalía en el resto de materias, pero al ingresar a aquella
clase de anatomía del doctor Montemayor, comenzaba a temblar de pavor, aquel
nerviosismo lo hacía tartamudear al responderle por lo que el “maestro” le
nombró el “Idiotita de la clase” sobrenombre con el que le siguió llamando,
incluso al pasar la lista diariamente, hasta que el joven no soporto más y optó por
renunciar a su sueño.
Seguramente habrá quien
conciba que se deban soportar humillaciones para alcanzar las metas, o que
justifique el “castigo” despótico como una actitud necesaria para hacer emerger
el talento y el carácter, pero en mi concepción personal está primero la dignidad
que cualquier aspiración y están primero la decencia y el respeto como promotores
de la capacidad.
Por supuesto ahora que soy
padre, sé que si alguna vez en el trabajo tuviera que enfrentar un trato así
probablemente tendría que sortear por un tiempo la humillación para no dejarlos
sin la debida manutención, pero jamás lo haría por conseguir un ascenso ni por
alcanzar un sueño.
Siempre le pido a la vida
que jamás me permita tragar sapos sin hacer gestos.
me enganchaste con este cuento que a mi me ha fascinado precioso
ResponderBorrarMuchas gracias por tus palabras amiga, me alegra que te esté gustando la narración, saludos.
BorrarCuántos sapos hay que tragar... No recuerdo quién, dijo que lo único verdaderamente bueno de ser millonario era que no tenía que aguantar gilipolleces. Cada día que pasa estoy más de acuerdo con él. Pero mientras no lo seamos... Me ha encantado tu exposición. Saludos
ResponderBorrarMuchas gracias por el comentario, hay mucha verdad en lo que dices, desgraciadamente en algunos casos los que se hacen con los millones o con el poder para ya no tener que aguantar las cosas terminan haciéndose victimarios.
BorrarDe visita en tu blog.Me place leerte.Te invito a leerme.
ResponderBorrarcaminantecaminemos.blogspot.com
Mi saludo con infinito respeto.
Muchas gracias, ya he leído tu blog y me ha gustado, saludos.
BorrarDe visita en tu blog.Me place leerte.Te invito a leerme.
ResponderBorrarcaminantecaminemos.blogspot.com
Mi saludo con infinito respeto.
Triste en verdad la Política tan brutal y despótica que permea a mi País, son aprendidas y heredadas de las antiguas monarquías donde el vasallo no era nada y se tenia que poner de "tapete" ante el monarca, tal vez su premio seria estar cerca de su señor y su corte, hoy, es estar en la nómina del "señor todopoderoso" Saludos.
ResponderBorrarSaludos Ignacio, muchas gracias por tu comentario, el servilismo es la más denigrante de las acciones humanas, recuerdo a un pobre tipo que se autodenominaba el "gato" de su patrón, muy triste pero cierto.
Borrar