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viernes, 1 de abril de 2016

Las Meigas, un mito de Galicia.






Dándole la bienvenida a la parte final del primer cuarto del año y por supuesto a todos los que con sus generosas visitas le dan sentido a la existencia de este blog, les presento otro mito ibérico, en este caso de la región de  Galicia,  las meigas.

La referencia indirecta a las Meigas en la cultura de Galicia data desde la misma edad media, en la que se prohibía a cualquier persona efectuar adivinaciones, sortilegios o encantamientos, sin embargo aún no se usaba el término de Meigas. 

Aún para el siglo XVI a las personas que se les sindicaba de practicar las artes ocultas se les llama  indistintamente “hechiceros” o“ hechiceras” y “brujos” o “brujas” y es hasta finales de dicho siglo y principios del siguiente, cuando la Inquisición comenzó a distinguir entre hechicera y bruja.

Haciendo la diferencia entre quienes efectuaban  ensalmos, hierbas, nóminas, bendiciones, filtros polvos, pelo, ropa, incienso, tierra de cementerio, agua bendita, conjuros, ligar y desligar, denominándolos hechiceros y por el contrario a las que atribuían características demoníacas (hacer el mal, vuelos y reuniones nocturnas, pacto y acceso carnal con el demonio, muerte de niños, etc.), a quienes denominaron brujas.

A partir de 1612, sólo dos años después del proceso de lasbrujas de Zugarramurdi  en Logroño, la actividad del tribunal de la Inquisición de Santiago se dirige más contra las "brujas" que contra las "hechiceras" y  es precisamente en esa segunda década del siglo XVII cuando aparece la palabra meiga para referirse a la bruja maléfica cuyo propósito es enmeigar, es decir, hacer el mal a personas y animales.

Las características de las que el ideario popular dotó a las Meigas, siendo tales el respetar una jerarquía entre ellas,  untarse para salir de casa y volar, renegar de la fe cristiana, tener relación carnal con el demonio, casarse con el diablo que las marca con la uña por suyas, destruir los frutos de los campos en salidas nocturnas, matar a niños, entrar en aposentos para poner hechizos a los que duermen y para consumirles la vida" y finalmente  reunirse junto a una fuente de Cangas en la noche se San Juan. 



En la cultura popular hay una  gran diversidad de Meigas, cada una con diferentes poderes:

Meigas chuchonas (o chupadoras): son las más peligrosas, y se presentan con distintas caras o transformadas en vampiros e insectos, como abejorros. Chupan la sangre a los niños y les roban los untos (grasa corporal) para ser empleados en la elaboración de ungüentos y pociones.
Asumcordas o brujas callejeras: espías de las gente y vigilantes de quienes entran y salen de las casas.

Marimanta: es la meiga del saco, roba niños y los hace desaparecer.

Feiticeira (Hechicera): viven cerca de los ríos y riachuelos, aunque anciana, su aspecto no repele, posee una voz muy bella que con sus cantos hipnotiza a los chicos que se acercan al río y hace que se vayan metiendo en el río, donde al fin se ahogarán.

Lavandeira: esta meiga sorprende al caminante que pasa por un lavadero, invitando a este a que la ayude a escurrir las prendas que lava, tintas de sangre todavía tibia, a consecuencia, según se dice, de un mal parto. La persona ha de tener cuidado de torcer la ropa en el mismo sentido que ella, porque de lo contrario, la desgracia caerá sobre su casa.

Lobismuller (mujer loba): tienen que haber nacido en Nochebuena o Viernes Santo, o bien ser la séptima o novena de una familia donde todas las hijas son mujeres.

Vedoira: es esbelta y agradable en el trato. Posee facultades adivinatorias, y son expertas en contactar con el más allá para decir si alguien fallecido está gozando eternamente en el cielo o si aún penan en el purgatorio.

Voladoira: vuela y hace piruetas acrobáticas en el cielo.

Cartuxeira: son meigas echadoras de cartas, que siempre aciertan en sus vaticinios.

Agoreira: estas meigas envejecen prematuramente, pero viven muchísimos años.

Dama de castro: estas meigas viven bajo castros milenarios o bajo tierra en un castillo de cristal, llevan siempre un largo vestido blanco de cola y siempre atienden a solicitudes de la gente. Ya que goza de bienestar y fortuna ningún tipo de halago o favor sirven para recibir de ella consejos o regalos; al contrario suele aparecerse a personas afligidas por alguna situación difícil de su vida, y a esas personas otorga sus favores.




Para defenderse de tan peligrosas criaturas los antiguos pobladores de Galicia crearon diversos amuletos y ritos, como:

Colocar una escoba vuelta del revés tras la puerta de la entrada

Llevar un diente de ajo, una castaña pilonga. 

Llevar una higa (mejor de azabache compostelano) colgada del cuello o unos cuernos de vacaloura (un tipo de escarabajo)

Tener en casa tierra bendita de los cementerios o ramas de laurel bendito el Domingo de Ramos

Buscar garras de fieras o dientes de lobo

Poseer en forma de varitas, colgantes o pectorales, trozos de azabache, ámbar y distintas piedras capaces de rechazar los venenos y encantamientos.

Tradicionalmente se cree que saltando la cacharela de San Juan tres veces o múltiplo de tres se espanta a las meigas.

"Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas" ("Yo no creo en las meigas, pero haberlas, las hay").



En para decir adiós: La canción del Fénix, mi versión de las Meigas hace su aparición:


“Hheva hizo que Ceffyl, su bella yegua de color plateado forzara la marcha para rencontrarse con su ejército, tomó el estandarte de su padre, una bandera de color negro con dos dragones rampantes de color verde, la ondeo recorriendo la fila que el nutrido grupo de guerreros había formado  en espera de la orden de su amada lider,  arengó a sus fieles huestes, las cuales en respuesta la ovacionaron durante varios minutos coreando finalmente el nombre de Hadi, entonces la indescriptiblemente bella Alta Señora Hada de Eitur, dejó el estandarte en manos de uno de los soldados,  tomó un caracol que llevaba en una bolsa  situada al lado izquierdo de la montura de su corcel, volteó en dirección a las aguas que bañaban la costa del lugar donde antes estuvo Eitur, y lo hizo sonar con un poderoso estruendo que hizo vibrar el interior de cada uno de los valerosos guerreros.

Como respuesta a aquel llamado, del mar emergió un enorme ser parecido a un perro de color obscuro, con  poderosas fauces y hocico achatado, él  era el Urco, el cual ladró con vehemencia  hacia el océano, aquel retumbante sonido consiguió que las aguas del océano se abrieran para dejar salir a un esplendoroso ejército formado por cien mil mujeres de belleza sobrenatural,  todas ellas se encontraban ataviadas con vestidos blancos de larga cola que realzaban su indescriptible belleza, estaban protegidas por armaduras de un material parecido al cristal, el cual reflejaba la luz dotando a sus portadoras de un singular brillo, todas ellas portaban capas de piel de color verde.

No eran Hadas comunes, eran las Meigas, mujeres que hace mucho tiempo nacieron como mortales en Smrt, cuando la primera de ellas, Strega, su reina, descubrió su gran vinculo con la Magia, circunstancia que le provoco ser perseguida por el resto de los mortales, los cuales la condenaron a perecer en una terrible pira, sin embargo antes de perecer cruelmente a manos de sus captores fue rescatada por un Elfo quien impresionado con aquella mortal la hizo migrar al Reino Etéreo, lugar donde ella estableció su morada en un majestuoso castillo de cristal situado en el fondo del lecho marino, justo bajo el mar que bañaba las costas del palacio de su protector.

Aquella aparente alianza hizo que las Hadas la despreciaran a pesar de compartir con ellas su poderosa conexión con  la Magia, así que sintiéndose sola comenzó a traer a pequeñas niñas de Smrt, educándolas en la hechicería, aquellas acciones generaron que fuera condenada por la Familia Real, pero su protector evitó su destierro, cuando las niñas crecieron se tornaron en las más poderosas brujas del Reino Etéreo.

Todas la Meigas portaban un largo báculo que en uno de sus extremos tenía una filosa cuchilla y en el otro una brillante piedra de color azul turquesa, la cual les servía para canalizar la Magia, se transportaban en carros de cristal que eran arrastrados por vítreos corceles que surcaban los cielos, el Elfo que les abrió las puertas del Reino Etéreo  brindándoles siempre su respeto y amistad fue Hadi, ahora ellas recompensaban esos actos con inquebrantable lealtad a la hija de su protector.”  

Nos vemos el lunes, que tengan un formidable fin de semana.        

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